Si algo hay que no se puede negar a Karl Lagerfeld, es su inmensa capacidad de trabajo. Y también un talento que se diversifica en numerosas disciplinas, no sólo la del diseño de moda. Claro que tanto en Chanel como cuando crea para su propia marca o lo hace para la firma italiana Fendi cuenta con equipos que contribuyen a facilitarle la labor, pero eso no le resta mérito. Porque es que, además de dos colecciones de prêt-à-porter por año, otras tantas de alta costura y la de Métiers (elaborada como tributo a los numerosos artesanos de oficios tan diversos como el bordado, la pasamanería, los botones, etcétera, que colaboran con la firma), el diseñador alemán, de 79 años, suele ponerse tras las cámaras para fotografiar el producto de su trabajo. Es el caso de estas imágenes, en las que se avanza lo que denominan precolección de Chanel para primavera-verano.

Fue el propio Lagerfeld quien tomó las fotografías, que sólo Magazine ha publicado en España, destinadas a un exclusivo catálogo que se envía únicamente a clientes muy especiales y directoras de las revistas de moda más importantes.

Este avance de temporada (la colección completa de primavera- verano 2013 se presentó el pasado octubre en el Grand Palais de París) se basa en prendas que tienen el innegable sello de la maison, como les gusta decir en la firma, pero relajada y fácil de llevar.

El lugar elegido para realizar la sesión fotográfica fue los jardines del Museo Rodin, situado junto a los Inválidos de la capital francesa, un lugar entre romántico y bucólico, en el que hubo que sortear los inconvenientes de una lluvia persistente que complicó la sesión.

Se trata de una colección muy gráfica que juega con las rayas y que se basa casi exclusivamente en el blanco y el negro, una de las combinaciones emblemáticas de la creadora de la firma, Gabrielle Chanel, con toques de fucsia y azul. Entre los materiales destaca el algodón, que usa en prendas de rayas, pero a menudo combinado con materiales más ricos, como el chifón, del que resultan blusas y vestidos muy vaporosos, frescos y ligeros, con un aire sutilmente vintage.

El diseñador conjunta pantalones muy anchos con jerséis de cuello de pico en lana de cachemira o grandes suéters con shorts vaqueros y unas deportivas cómodas pero también sofisticadas, ya que se adornan con bordados de las famosas camelias emblema de la marca. Monos short de algodón y punto se embellecen con botones joya, y también se recurre a elementos ornamentales como las perlas, tan amadas por Coco Chanel, que rematan los bordes de una chaqueta o los hojales y los puños de una blusa de algodón troquelado.

Toda la colección es rica en accesorios, muchos de ellos son casi una prolongación de las prendas, como los puños de resina con incrustaciones de encaje que se llevan con un vestido largo de algodón blanco y una torera de punto. También se proponen trenzados de metal y cuero que se diversifican en pulseras, de las que se llevan muchas juntas, e incluso en sandalias planas.