Como buen gallego, Roberto Verino está acostumbrado a vivir "en crisis permanente" por eso no ha cambiado su manera de trabajar y defender con su firma la importancia de los valores o "la ética por encima de la estética" en un sector donde abundan las modas de usar y tirar: "En moda no todo vale", sentencia.

Verino ha decidido enfrentar la actual coyuntura económica siendo fiel a su manera de entender que al consumidor "hay que darle el máximo de credibilidad", ya que la salida de emergencia de la crisis está en "convencer (al consumidor) y no en aparentar", expone en una entrevista con Efestilo.

Con 30 años en el sector, Verino (Orense, 1945) sabe muy bien de lo que habla. Es uno de los diseñadores del núcleo duro de la moda española y un gran empresario, que ha expandido su marca con licencias de interiorismo, perfumes y franquicias, en España y el extranjero.

"Fuera nos valoran mucho más que dentro, afortunadamente. Somos tan cainitas que no nos damos el más mínimo respiro. Ante las situaciones difíciles parece que estamos esperando que alguien caiga para decir: 'ya lo sabía yo'", opina el diseñador, que recaló esta semana en Madrid para participar en una conferencia sobre el diseño y el movimiento de la marca de coches Mazda.

Ante la situación que vive el sector de la moda en particular, y la economía española en general, lo importante es "no perder la serenidad" y ser conscientes de que al consumidor hay que darle "credibilidad" en el producto, pero combinar "la máxima calidad al menor precio".

La clave pasa, a juicio del diseñador, por varios caminos, pero el primordial es seguir mirando hacia fuera, hacia el mercado internacional, un sector en el que, por otro lado, nadie "está esperando con los brazos abiertos".

"La competencia en el mercado internacional es tremenda -reseña- por lo que hay que seguir haciendo las cosas con mucha credibilidad y calidad. Tenemos elementos diferenciadores que nos caracterizan, por ahí iremos bien".

Su apuesta en la última edición de Madrid Fashion Week recaló justo en esa apuesta por el sello diferenciador de lo español, aunque sin caer en el folclore y huyendo de los tópicos "chabacanos".

Verino atavió sus diseños con abanicos y sombreros cordobeses, en un desfile en el que abundaron volantes, encajes y estampados florales, en colores típicos como el rojo y el negro y en patrones con reminiscencias folclóricas.

Y es que más allá de tendencias, Verino define la moda como "una actitud vital" que no tiene nada que ver con lo "pasajero", ni aquello que "un día te pone en la boca del huracán y te devora al día siguiente".

"Vale la pena pararse a reflexionar y decirle a la gente que todo no es igual, ni todo es lo que parece", y que es necesario "rascar, profundizar y ser capaces de decidir aquello que tiene valores y aquello que no", argumenta.

En este camino está empeñado Verino, aunque muchas cosas le quedan por hacer al diseñador gallego: "Tengo muchas cosas que aprender, sigo teniendo la misma ilusión, quizás no con el mismo entusiasmo del primer día, pero sí con la misma capacidad de disfrutar".