Lucas, en 'Los hombres de Paco' (2005-2009), le lanzó a la fama, aunque llevara cinco años trabajando como actor. Ahora encarna a Pacino, un policía de los años ochenta, en 'El Ministerio del Tiempo', cuya tercera temporada se está rodando. Rafael Hugo Fernández Silva nació en una familia humilde del barrio madrileño de San Blas en mayo de 1977. Estudió formación profesional, llegó a ser electricista e intentó ser una estrella del rock. Compaginó el trabajo con su formación como actor y gracias al apoyo de su madre, Charo, por cuyo arroz con carabineros se pirra, pudo matricularse en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y cumplir así el sueño de su infancia: ser actor.

Hugo Silva, que gusta de personajes que le lleven al lado oscuro del ser humano, ha declarado que la verdadera reforma que necesita el mundo es la de la conciencia, y considera que los días más felices de su vida son aquellos que le regalan sus hijos, los mellizos Diego y Darío, desde que nacieron en el 2010. Son la conexión con la vida. Con la muerte es su abuelo materno, Carlos, quien falleció a comienzos del año 2016. Hugo le adoraba. "Él me crió". Y él ha sido su primera pérdida.

Hugo Silva: Estaba rodando fuera, en Argentina cuando enfermó seriamente y tuve que pasar el duelo de lo inevitable solo. Por un lado fue duro, pero por otro aproveché para recordar más nítidamente lo que significaba él en mi vida. Tras una semana, la productora cambió fechas para que pudiera llegar a Sevilla para despedirme de él. Llegué por los pelos, cuestión de horas.

Pregunta: ¿Qué sintió?

H.S: Cuando llegué le di un abrazo y le dije al oído que ya estábamos todos juntos, que podía irse tranquilo. Esa misma noche se fue. Sentí alegría de haber llegado a tiempo.

P: ¿Le hizo cambiar en algo?

H.S: Sí

P: ¿En qué?

H.S: Creo que estoy empezando a valorar de otra forma el tiempo, el tiempo es lo único que se tiene y siempre creemos que es inagotable, pero nos equivocamos y lo desperdiciamos regalándolo por dinero, por éxito y cosas ­similares.

Hugo Silva tiene miedo a la muerte. La vida, su vida, le encanta y quiere ver a sus hijos mayores. Tiene mucha curiosidad por saber cómo serán.

El abuelo Carlos y los mellizos Diego y Darío. La muerte y la vida hacen pensar a Hugo Silva que el tiempo vale más que el oro y no hay que desperdiciarlo. El tiempo, el ministerio y misterio de la vida.

P: Si supiera que man?ana es el u?ltimo di?a de su vida, ¿que? hari?a? ¿Co?mo lo pasari?a?

H.S: Me tirari?a todo el di?a con mis hijos, pero sin que me vieran, espia?ndolos.

P: ¿Que? le hubiera gustado hacer y ya no podra? porque no tendra? tiempo?

H.S: Viajar... viajar por viajar. Viajar y nada ma?s.

P: ¿Que? aconsejari?a a los que se quedan?

H.S: Que no se preocuparan por el dinero y que lo hicieran por el tiempo que pierden gana?ndolo y perdie?ndolo para ellos mismos.

P: ¿Co?mo diri?a que fue su vida?

H.S: Divertida, me he rei?do mucho y he sentido mucho carin?o.

P: ¿De que? esta? ma?s orgulloso?

H.S: De mi mayores, cada di?a que pasa y crezco me doy cuenta del esfuerzo que hicieron por nosotros.

P: ¿Se arrepiente de algo?

H.S: Me arrepiento ya de no pasar ma?s tiempo con mis nin?os.

P: ¿El mejor recuerdo de su vida?

H.S: Las veces que he visto a mi madre salir adelante despue?s de alguna operacio?n.

P: ¿Cua?l seri?a el menu? de su u?ltima cena?

H.S: Arroz con carabineros, el de Charo, por supuesto. Luego unos huevos fritos con lascas de trufa blanca, y de postre, torrijas.

P: ¿Se iri?a a dormir?

H.S: Ni de con?a.

P: Epitafio.

H.S: Respira, tan sólo respira.