Considerada una de las actrices más atractivas e interesantes del momento en España, la madrileña Belén Rueda diversifica estos días su presencia en los dos ámbitos en los que su carrera se ha desarrollado más. En cine –donde éxitos como 'Mar adentro' o 'El orfanato' le han asegurado un lugar indiscutible–, gracias a 'El cuerpo', aún en producción, en la que encarna a una poderosa empresaria envuelta en un misterioso crimen. En televisión –donde se hizo popular como presentadora e intérprete en las series 'Periodistas' o 'Los Serrano'–, como cabecera de cartel de Luna, el misterio de Calenda. En ella interpreta a una juez que ha de enfrentarse a un estremecedor suceso al llegar a la pequeña localidad a la que ha sido destinada y que entronca con leyendas ancestrales y truculentas, cercanas algunas a la licantropía.

"Debe de ser que aún hay mucho hombre lobo suelto por ahí. De estos que sólo se les detecta que lo son en privado y poniéndoles en situaciones límite, porque en público disimulan muy bien". Se refiere a un tipo de hombre que "pone cerco a la independencia de la mujer en todos los ámbitos, sin permitirle escapatoria alguna. No soporto al machista. Al que piensa que su opinión vale más que la de una mujer por el mero hecho de haber nacido varón".

Tampoco le hacen ninguna gracia aquellos que creen que ocuparse de los hijos sigue siendo algo eminentemente femenino "y que todavía no se han dado cuenta de lo importante que es para ellos la presencia tanto del padre como de la madre. Pero la gran diferencia entre los hombres y las mujeres es que mientras las que hemos elegido formar parte de una familia salimos corriendo para casa una vez acabada la jornada laboral, el hombre, por lo general, se pregunta "¿Qué más puedo hacer hoy?" y la alarga cuanto puede, sin pensar lo necesario que puede ser en otros ámbitos".

Su tipo de hombre tiene mucho más que ver con la sensibilidad, "algo en lo que la mayoría de ellos aún se está entrenando, porque durante años no se les ha permitido sentir, ya que parecía un signo de debilidad", y con la igualdad. Afirma que le gusta que caminen a su lado, "ni un paso más adelante ni más atrás".

Madre de dos hijas, se encuentra estos días "en ese brete del ´me gusta un chico´. Y me preguntan qué tienen que hacer en esa coyuntura, que si es difícil siendo adulto, en la adolescencia es un mundo. Yo siempre les digo lo mismo: "No es importante lo que tienes que hacer; lo importante es lo que quieres hacer". Es decir, qué lugar quieres dar a esa nueva persona en tu vida y cómo la quieres acomodar en tu día a día. Salvo en casos extremos, no me gusta que el amor signifique renuncia. Si es de verdad, debería poder coexistir con tu entorno sin problemas".

No se considera buena seductora, "porque o no me entero o me sale sin pensarlo", y tampoco se ve como sex symbol, aunque reconoce que es muy halagador ser vista así a los 46 años. "Lo importante es que antes, a mi edad, la carrera de una actriz declinaba y ahora no es así. En lo personal, pienso que la pérdida de la juventud afecta a todos por igual. Ellos no lo dicen, porque corren el riesgo de ser considerados frívolos. Se supone que un hombre no está pendiente de esas cosas, pero si pueden se compran un descapotable. Es un decir".

La actriz añade que, buscando parar el tiempo, la mujer suele recurrir al cirujano plástico. "Pero la realidad se impone, y las responsabilidades y las arrugas están ahí, por mucho que te empeñes en borrarlas. El paso del tiempo permite acumular experiencias que te forman y te hacen único. Que te hacen afrontar la vida de otro modo". Si le preguntan si le gustaría volver a tener 20 años, la respuesta sería, dice, negativa. "Salvo que los tuviera con mi experiencia actual. Si fuera así, habría que pensárselo dos veces, sin duda".