Mira al mar Tirreno y se extiende a lo largo del golfo de Salerno. La costa amalfitana es el lugar ideal para ver y ser visto en verano. En cada uno de sus rincones se percibe un gusto estético especial que se funde con el paisaje blanco, azul y amarillo de los limones que se encuentran en los bordes de las carreteras. De Positano a Ravello, sin dejar de lado la propia Amalfi, se ven terrazas llenas de mujeres que lucen vaporosos vestidos blancos „este año largos hasta el tobillo„ y también pantalones palazzo en todas las gamas que van del marfil al blanco, con tops en las mismas tonalidades y bolsos-cesta con adornos metálicos, una forma chic de reinterpretar la cartera clutch de toda la vida.

Si en Capri suelen verse muchos foulards y gafas de sol estilo Jackie, pantalones tobilleros y zapatos planos, Positano es más de vestidos largos y caftanes con detalles de encaje combinados con sandalias de piel que bien pueden ser de afamadas marcas locales como Cuccurullo.

Los vestidos y blusas en popelín de algodón, las alpargatas con cuña y cintas y los sombreros Fedora también forma parte del código de vestimenta de uno de los lugares del mundo más visitados cada verano.

Ellos deben ir en consonancia y apuntarse al look limpio de las camisas de lino con pantalones largos y mocasines en ante de colores. Los bermudas masculinos no están demasiado bien vistos en estas latitudes de la tierra, con una de las mayores concentraciones de glamour por metro cuadrado.

Y si se recibe una invitación para una fiesta en un barco la premisa es llevar una manicura y pedicura impecables.

Unos pantalones blancos y una blusa metalizada siempre son un acierto, así como los zapatos o sandalias de suelas blancas, alguna joya llamativa, un bolso pequeño y sobre todo: nada de tacones de aguja.