La duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, ha sido hoy recordada como "una explosión de vida en toda la extensión de la palabra", por el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, que fue su confesor y quien hoy ha oficiado su misa de cabo de año, en el primer aniversario de su fallecimiento.

A la misa, celebrada al mediodía en la capilla de la hermandad sevillana de Los Gitanos, templo de nueva planta que fue costeado por ella, han asistido tres de sus seis hijos, los mayores, Carlos, Alfonso y Fernando, de los cuales los dos primeros han llegado en el mismo vehículo de su viudo Alfonso Díez, veinte minutos antes de la hora del oficio.

Seguidamente, ha llegado caminando su hijo Fernando y en torno a todos ellos un grupo de fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas les pedían unas palabras, a las que sólo Alfonso Díez ha contestando en voz baja que la echaba mucho de menos.

A la misa han asistido otros amigos de la duquesa, como el torero Curro Romero y su esposa Carmen Tello, quien a la salida de la iglesia ha dicho a los periodistas: "Todos la llevamos en el corazón".

Acompañada por su marido, que cojeaba ostensiblemente, Carmen Tello ha dicho haber "tenido la suerte" de haber estado con ella mucho tiempo, ha alabado la homilía del Jiménez Sánchez-Dalp y ha asegurado que el viudo se ha emocionado al escuchar esas palabras, que le han hecho llorar.

El sacerdote ha aprovechado un pasaje del Evangelio que cuenta cómo dos discípulos del Mesías se lo encuentran resucitado y le ruegan "quédate con nosotros, Señor", para repetir esta petición diciendo: "Quédate con nosotros, Cayetana", al ir describiendo su carácter, la relación con su familia o su vitalidad y predisposición para la alegría.

Jiménez Sánchez-Dalp ha aludido al "carisma que siempre rigió en su cabeza" y ha asegurado que a lo largo de este primer año sin su presencia: "Hemos estado viendo a Cayetana en todas partes".

Igualmente, ha recordado a la "multitud de personas" anónimas que el día de su fallecimiento y posteriores se acercaron para estrechar la mano de los familiares de la duquesa e infundirles ánimos y luego permanecieron en la calle para aplaudir el cortejo fúnebre "como en Sevilla se despide a los que son de corazón grande" porque allí "iba una gran mujer".

De la duquesa ha asegurado el sacerdote, que ha recordado incluso a los "fotógrafos y 'paparazzis'" que habitualmente la retrataban en cualquiera de sus salidas, que ha logrado lo que nadie: "Que hasta la Giralda la eche de menos".

Sánchez-Dalp ha mencionado también la relación de la aristócrata "con los más humildes y sencillos" hasta el punto de que el acceso del Palacio de las Dueñas, en Sevilla, parecía en ocasiones la puerta de "una Cáritas parroquial", y cómo los miembros de algunas asociaciones de enfermos se ilusionaban con una foto suya dedicada.

También ha aludido a su amor por los animales "que hicieron de ella una San Francisco de Asís del tercer milenio que convertía su casa en un arca de Noé".

Y ha descrito lo que significó en su familia, "el pilar, el referente, el ancla que todo lo sostenía" al pedir a sus nietos "que sigan poniendo el nombre de esta Casa donde tú lo dejaste".

A la gente que tuvo a su servicio los ha calificado como "su segunda familia" y los ha enumerado por sus nombres de pila.

A la misa ha asistido medio centenar de personas, amigos de la familia, vecinos del barrio y amigos de la duquesa como el periodista Antonio Burgos, la benefactora de la asociación para los niños con cáncer Andex, María Luisa Guardiola, o el modisto José Luis Medina del Corral, de Vittorio y Luchino, quien ha asegurado que su ausencia se nota por la cantidad de actos sociales y benéficos en los que participaba, y que esa ausencia se comprueba "cuando se pasa por Dueñas y se nota una tristeza muy grande".