Mujer de pelo corto, zapato plano y risa gruesa, Isabella Rossellini encarna la serenidad y el espíritu leve. De sus padres heredó el arte y la fuga. Los divorcios, las relaciones extramatrimoniales, los medios hermanos y la vida nómada marcaron sus primeros años de vida. “Mis mascotas siempre me ayudaron a ir adelante”, dice. Tanto fue así, que cuando dejaron de ofrecerle papeles y Lancôme la despidió como imagen -porque con 42 años les parecía mayor-, decidió estudiar Etología.