Tita Cervera llega al Museo Thyssen de Madrid un sábado lluvioso, con deportivas blancas y un cinturón-flor en la cintura. Nos abre la biblioteca donde está documentado todo el museo. Ha elegido algunas ediciones valiosas de Goya, Canaletto o Tiziano para que podamos tocar sus libros. Nunca ha presumido de todos sus tesoros, tampoco de su sensibilidad para mirar, observar y captar los relieves de un lienzo. A los paparazzis les han interesado más sus relaciones familiares que su gestión -y visión- cultural. No obstante, España le debe una de las colecciones de arte más espléndidas.