Decidieron un buen día los zamoranos -aquel extinguido y legendario pueblo- que debían de relanzar su imagen con urgencia, para evitar el olvido que no paraba de cercarlos. Y a tal efecto entraron en contacto con una gran agencia de publicidad de la capital de España. En ella, planteada la demanda, les preguntaron:

- ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué mensaje debemos transmitir?

- Que existimos. Sólo eso. Y que estamos ahí, a la vuelta de la esquina, según se sale de Madrid a mano izquierda, nada más pasar unos centenares de rotondas. Por si alguien nos quiere ir a ver.

- Ajá. ¿Qué tal si lanzamos el lema "Zamora existe"?

- Muy bueno. Pero ese lo registró Teruel.

- ¡Es verdad! ¿Y si patentamos "¡Zamora, Ya!", en alusión a vuestra existencia y a la urgencia con que conviene prestaros atención?

- Nos gusta, pero también ese lema está ocupado. Lo tiene Soria.

- ¡Jobar! Pues vamos a centrarnos en algo que sea vuestro DNI, lo distintivo, vuestra más clara seña de identidad.

Un zamorano, escéptico hasta las cachas, soltó con resignación:

- ¡Como no sea la Z, no sé qué vamos a encontrar de distintivo en Zamora!

Los publicitarios asintieron entusiasmados.

- ¡Ajá! ¡Eso es! La Z. Qué gran idea. Haremos una enorme campaña, bajo el lema "Con Z de Zamora". Verán cómo causa sensación. Dennos unos días para perfilarla.

Se fueron los zamoranos y los publicitarios se pusieron a trabajar. Varias semanas después, volvieron a encontrarse. El publicitario jefe les explicó, con entusiasmo:

- Señores, hemos diseñado una campaña que tendrá un enorme impacto. Cuando culmine, no habrá español que no sepa qué es Zamora, dónde se encuentra y qué es lo que demanda. Con seguridad y garantizado. Veamos, la idea es escribir con zeta cuantas necesidades y demandas tenga la provincia. Por ejemplo: "Zamora necesita Felicidaz", "Zamora quiere Pazta", "Zi no haz vizto Zamora tú no haz vizto nada", "Zomoz Zamoranoz", "Zamora Ez como Ez"? Etc. ¿Qué les parece?

Los representantes zamoranos se miraron estupefactos.

- Pues?

- Veo que les hemos asombrado. Miren, tras esta campaña, la gente no volverá a ver una zeta, sea de la palabra que sea, sin pensar en su provincia. Esa es la clave.

Los clientes seguían mirando con más asombro que otra cosa al entusiasta publicitario y a su equipo. Hasta que uno de ellos dijo:

- Mire, quizá debamos pensar un poco en ello. De momento, su campaña, con todos los respetos, nos parece una chorrada. Así que nos iremos y si cambiamos de idea, les avisamos, ¿vale?

El director de la agencia publicitaria, súbitamente pálido, balbuceó:

- Pero esperen, yo creo que no se han fijado bien en que?

Antes de acabar la frase, los mosqueados zamoranos habían abandonado la oficina sin decir ni una palabra más. El ejecutivo miró indignado a su equipo de creativos.

- ¡Con que este encargo era pan comido y los "paletos" iban a aceptar cualquier propuesta que les hiciéramos, eh! ¡Debería de despediros a todos ahora mismo! Necesitábamos ese contrato. Os dije que no podíamos permitirnos diseñar ni una campaña más, sin garantía de ejecución. Estamos en la ruina?

Uno de los creativos se levantó, pidiendo la palabra.

- ¿Qué pasa, Rebollo? ¿Nos vas a sacar tú del apuro?

- Quizá, jefe. Se me acaba de ocurrir un cliente, aún mejor que esos zamoranos, con bastante más dinero, a quien quizá podríamos colocar esta campaña que tenemos preparada y lista para arrancar.

- ¿Qué dices? La campaña fue fabricada a la medida. No vale para nadie más.

- Usted deme sólo un par de días, que con un par de retoques?

Y algunas semanas después el país entero fue informado de la nueva y original campaña propagandística del partido en el poder y de su líder, el presidente del Gobierno. Lema central: "Con Z de Zapatero". Y después, una serie de lemas secundarios explicando que con esa Z de Zapatero se escribe "ProsperidaZ, competitividaZ, accesibilidaZ, empleos de calidaZ, alta velocidaZ, igualdaZ, sensibilidaZ, modernidaZ, solidaridaZ, estabilidaZ...".

Ni qué decir tiene que el creativo Rebollo ascendió a vicepresidente de su agencia. Y que los zamoranos, desde su provincia, al ver tantos anuncios con la Z de Zapatero y de Zamora, comentaron:

- Decididamente, están locos estos romanos.

Y hasta aquí.

Nombre

El nombre de la semana fue el de este hombre, Josep Lluís Carod-Rovira; pronúnciese, si se es capaz, como "Yussep Lyuis Carod-Ruvira". O recibirán una buena bronca, en caso que les oiga el interfecto. Ya lo vieron por la tele. Chulo como un ocho, crecido porque demasiada gente le ha reído demasiadas tonterías, exigió a dos de Valladolid que no lo llamaran "Don José Luis", porque él nunca se había llamado así. Y algo de razón tenía, a lo mejor. Porque lo de ponerle el respetuoso "Don" delante, la verdad, no sé yo a cuento de qué iba, visto su enorme déficit de educación. Y es que los nacionalistas, los fanáticos en general, padecen una carencia absoluta de sentido del humor. Por lo demás, pobre Pepe Luis; sí que deben de ser frágiles sus creencias para que la mera castellanización del nombre le provoque tales ataques de ansiedad.

Premio

Juan José Millás ha premiado al premio Planeta con su última novela. Supone uno, sin mayor esfuerzo, que la cosa compensa a las dos partes. Como saben, ese galardón significa un dineral y ventas como ningún autor suele haber soñado antes. A cambio, la editorial recibe un baño del prestigio duramente atesorado por el escritor, tras muchos años de emborronar folios e ir publicando libros que a veces no leían más que dos o tres. A mí me gustan -aunque no me entusiasman- los libros de Millás y aún más sus columnas. Así que le doy la enhorabuena. Al tiempo, lo acompaño en el sentimiento: le espera una trepidante gira por centros comerciales de toda España, disfrazado de vendedor de enciclopedias y acompañado por el finalista de este año, Boris Izaguirre. ¡Santo cielo?!

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