Una tienda de estilo indio, tipi, es un capricho que alegra la vida de un niño y despierta su imaginación. La de la imagen cuesta 65 euros.

Novias en blanco y negro. Christian Dior, Yves Saint Laurent y Nina Ricci, entre otras casas de costura, serán las máximas culpables de que en los próximos meses novias de todo el orbe vayan al altar con un toque negro en su indumentaria. A veces ese toque es todo menos sutil y llega a teñir por completo complementos como sombreros, guantes y encajes. El regreso del negro a la moda nupcial rompe la tradición consolidada del blanco y los vainillas, que dominan el panorama desde que la reina Victoria de Inglaterra rompió moldes en 1940 y eligió un vestido blanco para casarse con Alberto de Sajonia-Coburgo. La fotografía oficial fue extensamente difundida y muchas novias optaron por un vestido similar. Antes de la era victoriana las novias podían llevar cualquier tonalidad excepto negro o rojo. El vestido blanco, sin mangas, simbolizaba la pureza del corazón y de la mujer y la inocencia de la niñez. Originariamente, el azul era el color de las casaderas, una tradición que aún pervive en el detalle de esa tonalidad que debe llevar toda novia que se precie.