El consumo de programas de televisión sobre fútbol termina afectando a nuestra percepción de lo que está bien y lo que está mal. Estar expuesto a estos contenidos reduce los niveles de razonamiento moral, de forma que, al cabo de un tiempo, uno ya no ve tan reprobable fingir un penalti o atizar un codazo al contrario, ya que lo importante es ganar. Además, estar expuesto a contenidos, escenas o situaciones de carácter violento incrementa la agresividad y le convierte a uno en un candidato a cometer esos mismos actos. "La patada de Rossi a Marc Márquez en el Mundial de Motociclismo motivó sucesos agresivos entre aficionados", señala Alejandro Carriedo Cayón, que obtuvo una sobresaliente cum laude con una tesis de doctorado que aborda estas cuestiones, leída en la Facultad de Formación del Profesorado y Educación de Oviedo.

Carriedo, profesor de Educación Física de niños, ha hecho un trabajo novedoso: aplicar los programas de intervención moral que han reducido la violencia en el mundo del deporte a los propios espectadores. En la Universidad Estatal de Nueva York fue más allá, y experimentó con 176 estudiantes el efecto de los contenidos violentos. "Se formaron dos grupos. Uno fue sometido a un bombardeo muy repetitivo de escenas deportivas violentas, en baloncesto, fútbol americano o fútbol europeo ("soccer"), también de enfrentamientos entre espectadores. El otro grupo no sufrió ese impacto. Comprobé que los primeros desarrollaban unos mayores niveles de agresividad. La conclusión es que ver violencia en los medios alimenta comportamientos agresivos", afirma.

En la Universidad de Oviedo sometió a estudio a 900 estudiantes, consumidores de programas de fútbol, y analizó el efecto en su percepción moral. "Los que dedicaban más tiempo a estos programas percibían que lo importante era ganar, superar al rival. Tenían unos niveles de razonamiento moral inferiores y aceptaban como normal que no se respetase el fair play", asegura. Según diversas teorías del aprendizaje social, "estar expuesto a comportamientos violentos termina insensibilizando y forzando a la persona a aceptarlos como normales. Es lo que ocurre en los campos de fútbol, por ejemplo, con los insultos".

Carriedo no mete en el mismo saco a los ultras. "Según los sociólogos, los ultras no se crean por ver violencia en el deporte, son violentos de por sí, simplemente utilizan el fútbol para expresarse", indica. Y añade que "en el Reino Unido, los violentos empezaron a ir al fútbol a partir de la repercusión mediática que tuvo el Mundial de Inglaterra".

A sus alumnos de Primaria trata de inculcarles una forma de consumo del deporte saludable, explicándoles que es para disfrutar y no buscar problemas. Y a los medios les pide contención. "No digo que no informen, pero no hace falta recrearse tanto en la violencia del fútbol. Por ejemplo, cuando mataron al hincha del Dépor, las televisiones llegaron incluso a recuperar escenas violentas de los años ochenta", dice.