Alessandro Michele dejó claro en su colección Crucero 2016 que pasar desapercibido no es lo suyo. La firma cortó el tráfico de un bloque de calles en Manhattan para que las modelos pudieran cruzar el asfalto, que quedaba convertido en una pasarela. Michele desgranó en las 62 salidas que componen su tercera colección para Gucci un mosaico de referencias vintage rendidas a los años sesenta y setenta y teñidas de una femineidad kitsch en forma de incesantes detalles florales.

Porque estas fiestas son caseras al máximo, al menos en su primera parte -la Nochevieja es otra cosa-. Este año se impone arreglarse, y mucho, para la cena familiar y para la comida del día 25. Lo que cuenta es sentirse como una auténtica estrella. Así que habrá que buscar inspiración en las propuestas de los mejores. Entre ellos nos gusta especialmente la colección otoño-invierno de Dolce & Gabbana, repleta de rosas rojas en relieve y hojas brillantes, verdes, bordadas sobre gruesos rasos de seda en tono maquillaje.

El vestido de los diseñadores italianos no está al alcance de todas, pero sirve de inspiración. Seguro que las grandes firmas de moda a buen precio tienen cosas parecidas. También hay que elegir con tino los complementos. Unos buenos zapatos de tacón altísimo se convierten en imprescindibles, así como algún tipo de adorno para el pelo, en el que se imponen los peinados trenzados, popularizados, entre otras, por la reina Letizia de España y la celebridad neoyorquina Olivia Palermo.

Firmas como Accessorize y Topshop tienen una gran selección de accesorios para elegir. Ellos estarán impecables con el traje de toda la vida o una bonita chaqueta de tweed. Es el momento de lucir las corbatas de cuadros escoceses y los zapatos de ante con gruesa suela de goma, tan confortables para pasar varias horas de celebración. Los más pequeños tienen un amplio elenco de propuestas para elegir. Este año se llevan las faldas de tul para ellas y las corbatas y pajaritas para los niños.

El sofá Otto, un lujo turquesa. El sofá Otto, del arquitecto brasileño Guilherme Torres, es una de las últimas aportaciones a la familia de los chesterfield o chéster (como se les conoce en España), que simbolizan el estilo clásico inglés. Su origen data del siglo XIX, cuando las reuniones y la vida social londinense empezaron a necesitar una nueva ambientación en los clubes y las casas británicas de la alta sociedad. El primer chéster fue creado en Gran Bretaña por un ebanista local al que se le encomendó expresamente que lo hiciera "duro y robusto", con la finalidad de que las personas lucieran más al tener una posición correctamente erguida.