No le gusta dar consejos pero trabaja como coach, no siente ejemplo de nada pero es uno de los mejores nadadores paralímpicos de la historia. Enhamed Enhamed fue ayer protagonista del foro del periódico con su nuevo libro "Iron Mind" donde narra su historia de superación tras quedarse ciego y da las pautas para superarse a uno mismo.

-¿Pensó en que llegaría donde está ahora cuando se quedó ciego con tan solo 8 años?

-Obviamente no me lo podía ni imaginar, la vida te lleva por diferentes circunstancias y caminos y luego tus propias decisiones la van forjando. Cuando me quedé ciego ni siquiera sabía nadar, cuando aprendí no pensé en llegar a ser campeón de España y así suma y sigue. En el libro cuento que no son las circunstancias las que nos definen ni nos determinan, sino lo que tomamos de ellas.

-¿Qué supuso este revés del destino?

-Durante diez años lo pasé muy mal y que todo era injusto, pero al mismo tiempo quería hacer las mismas cosas que los demás: montar en bicicleta, correr? Con 19 años terminé aceptando que la ceguera no era un revés del destino, sino un don. Y que ella era la razón que tenía para hacer las cosas.

-¿La natación fue una válvula de escape?

-Al principio fue algo interesante que hacer, aprendí a nadar y descubrí que en la piscina era más libre que fuera porque no había obstáculos. A mí no me dejaban hacer gimnasia ni correr como mis compañeros y en el único sitio donde nadie me decía nada era en el agua. Empecé a pasar cada vez más tiempo, porque era como encontrarme a mí mismo.

-Es un ejemplo de superación constante, porque lejos de quedarse con los logros paralímpicos, participó el pasado año en la prueba de Ironman.

-Es todo por mi trabajo como coach, no puede contar a la gente que puede mejorar su vida y seguir avanzando si yo no lo hago. Tengo que aplicar las técnicas que explico para ver si funcionan.

-¿Por qué cuenta ahora su experiencia en un libro?

-Principalmente porque tenía la necesidad de explicar realmente qué hay dentro de nuestra mente cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles. En vez de hacer una lista o una biografía pura y dura, decidí hacer una combinación de ambas y encontrar un punto en el que el lector se pueda identificar, aunque sea solo con una parte. El deporte es la excusa, se trata de encontrar esa fuerza interior que todos tenemos.

-¿Qué le aporta esta nueva faceta de coach que comenzó en 2010?

-Me apasiona mucho más ayudar a otra persona que conseguir un reto deportivo. Cuando ayudas a alguien no solo tocas su vida sino la de otros muchos que están conectados a esa persona. La natación o las medallas se pueden admirar pero no toca a tanta gente.

-¿Esa nueva etapa la desarrolla mejor en Estados Unidos, donde vive desde hace un año?

-El trabajo que hago está mucho más desarrollo allí, hay mucho mercado y aprendo cómo trabajan los mejores del mundo. No me gusta quedarme con lo que me dicen los demás, prefiero descubrirlo por mí mismo. Ahora, la calidad de vida en España es muy superior.

-¿Cómo valora la ayuda de instituciones como la ONCE con gente con sus mismos problemas?

-Me parece una labor muy necesaria e importante. La ONCE ha convertido a España en el mejor lugar del mundo para los ciegos. Su labor se centra sobre todo en educación y deporte base, además de ofrecer servicios básicos. Pero a partir de ahí nosotros nos tenemos que buscar la vida y me parece bien, porque depender siempre de una institución no nos ayuda a desarrollarnos. Allí te dan las herramientas para que lo hagas, sobre todo para personas a las que le sobreviene la ceguera con una edad, porque se sienten perdidos. Esa labor, sobre todo con la gente mayor, me parece extraordinaria.

-¿Suple una carencia de ayuda que pueda haber por parte de la Administración?

-El Gobierno paga a los discapacitados una pensión contributiva y en otros países no dan nada así que creo que cubre una serie de necesidades y cada una de las instituciones que los propios discapacitados crean sirven para cubrir esos posibles vacíos.

-¿Qué consejo podría dar desde su papel de coach para salir de cualquier adversidad en la vida?

-A mí no me gusta dar consejos sobre la vida de otros, porque creo que nadie como uno mismo puede conocer su propia vida. En lo mejor que se le puede ayudar a las personas es en aprender a preguntarse a sí mismas. Eso es lo que más valor tiene, porque lo puedes aplicar a cualquier cosa. En el libro apunto que los momentos felices, donde el camino es llano y brilla la luz y todo es felicidad y alegría, hay que disfrutarlos, guardarlos y recordarlos. En los momentos difíciles estarán para recordarlos, porque son los que dan fuerza para saber que todo pasa, lo bueno y lo malo. Y te da una perspectiva diferente. En esa situación mala una persona de 80 años y un niño pequeño te dirán lo mismo, que no pasa nada, que todo es relativo. Hay que tomar este punto de vista y dejar de ver siempre el lado negativo de las cosas.