"Mira, es el presidente de Asturias", le dijo la reina Letizia a la Princesa Leonor, señalando a Javier Fernández. La princesa de Asturias sonrió y otro tanto hizo el presidente del Principado, que ayer acudió junto con el resto de los líderes autonómicos al desfile de la Fiesta Nacional. Fueron tan sólo unos segundos, pero suficientes para no pasar inadvertidos. Ésa fue una de las anécdotas de la jornada.

Ocho presidentes regionales acudieron por vez primera a un acto para el que la Zarzuela y la Moncloa habían tocado a rebato. Las ausencias de los presidentes autonómicos del País Vasco y Cataluña ya era un clásico, de modo que fueron comentadas con naturalidad entre los líderes regionales que sí acudieron a la cita en Madrid, pero a las sillas vacías se sumó ayer la de la presidenta de Navarra, Uxue Barkos.

La presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes; el de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page; el valenciano Ximo Puig; Pedro Antonio Sánchez, de Murcia; el canario Fernando Clavijo; el presidente de Aragón, Javier Lambán; el riojano José Ignacio Ceniceros, y la presidenta de Baleares, Francina Armengol, se sentaron por primera vez en la tribuna de autoridades, así como la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.

Pero sin duda las miradas se dirigieron a las hijas de los reyes, que no se prodigan en actos oficiales, aunque el pasado año ya acudieron al desfile. La princesa Leonor y la infanta Sofía, risueñas y relajadas, regalaron gestos de sorpresa desde su llegada a la plaza de Neptuno, ligeramente pasadas las once de la mañana, en el Rolls-Royce de los reyes. Las dos pequeñas llevaron el mismo peinado, aunque fueron vestidas con modelos diferentes de la firma coruñesa de ropa infantil Nanos. La reina, en cambio, volvió a lucir un vestido azul del diseñador Felipe Varela.