Un equipo de investigadores encabezado por uno de los codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, propone un modelo de la evolución del cuerpo humano en cuatro grandes fases o diseños anatómico-funcionales a partir del estudio de fósiles de la Sima de los Huesos del complejo de yacimientos burgalés.

El estudio, que publica la revista PNAS de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, analiza la colección de fósiles del esqueleto poscraneal de la Sima de los Huesos, un yacimiento del complejo de Atapuerca datado en unos 430.000 años de antigüedad, anterior a los neandertales y a los humanos modernos.

En el artículo se proponen cuatro grandes patrones sucesivos en la evolución del cuerpo humano en función del grado de adaptación a la vida arbórea y de la bipedestación, el desplazamiento sobre dos piernas. A tenor de esas dos variables, las sucesivas etapas de la evolución serían: los ardipitecos (arborícola y tal vez ocasionalmente bípedo); los australopitecos (bípedo obligado pero con notables capacidades arbóreas); el humano "arcaico" al que pertenecen el Homo Erectus y la población de la Sima de los Huesos (de cuerpo alto en comparación con los tipos somáticos anteriores, ancho y robusto, y locomoción exclusivamente terrestre), y el humano moderno (de tipo alto, estrecho y esqueleto grácil).

Esos fósiles de Atapuerca de la tercera etapa, con un bipedismo exclusivamente terrestre, sin evidencia de conductas arbóreas comparten una misma forma del cuerpo con los miembros anteriores de nuestro género, así como algunos de los miembros posteriores, incluyendo los neandertales. Por lo tanto, esta forma del cuerpo parece haber estado presente en el género Homo desde hace más de un millón de años.

No fue sino hasta la aparición de nuestra especie, el Homo Sapiens, cuando surgió una nueva forma del cuerpo más ligera y estrecha. Por lo tanto, los autores sugieren que los seres humanos de Atapuerca son el resumen más visible de la forma corporal en general y de su tamaño durante el último millón de años anterior a la llegada de los humanos modernos.

El somatotipo de los neandertales, según los autores del estudio, pertenecería al tercer patrón, aunque estos humanos habrían desarrollado ciertas características propias, algunas de las cuales ya se insinúan en la población de la Sima de los Huesos, que ayuda así a entender mejor el origen de los rasgos neandertales. Atapuerca conserva la mayor colección de fósiles humanos encontrados hasta la fecha en todo el mundo. Los investigadores constatan que los individuos localizados en esos yacimientos y que componen una especie nueva, la del Homo Antecessor, tienen menos masa cerebral en proporción a la masa corporal que los neandertales. Eso supondría que el aumento del cerebro se produjo en dos momentos distintos, de forma independiente y paralela en los neandertales y el sapiens. Los seres humanos cuyos restos salen a al luz en el yacimiento burgalés comparten muchas características anatómicas con los neandertales posteriores, algunas de ellas no presentes en los humanos modernos, y el análisis de sus esqueletos poscraneales indica que están estrechamente relacionados evolutivamente con los neandertales. "Esto es realmente interesante, ya que sugiere que el proceso evolutivo en nuestro género se caracteriza en gran medida por la estasis (es decir, poco o ningún cambio evolutivo) en la forma de cuerpo para la mayor parte de nuestra historia evolutiva", escribe Rolf Quam, un antropólogo de la universidad neoyorquina de Binghamton que participa en el estudio.