El experto Ernolando Parra Parra disertó ayer sobre «El duelo, etapas y acompañamiento» en una conferencia promovida por el centro de escucha San Camilo, que organiza hoy un curso sobre la misma temática.

-¿Estamos preparados para la muerte?

-Hemos llegado a una relación perversa con ella. Nos da miedo y la evitamos cuando sabemos que llega. Estamos de espaldas a la muerte porque también estamos de espaldas a la vida. Vivimos con unos valores que nos acercan al hedonismo y evitamos aquello que nos hace sufrir. Si aprendemos a vivir, aprendemos a morir. Cuando miras la muerte, aprovechas la vida.

-Y ¿cómo se aprende a vivir?

-Dando sentido a la vida, estableciendo unos valores claros y transcendentes que se deben traducir en metas hacia dónde dirigirnos. Cada uno debe desarrollar su propio mundo de valores y a partir de ese punto podrá existir una coherencia con el entorno social en el que se mueve. Una persona tiene que establecer su proyecto de vida y tiene que creérselo. Cuando estamos satisfechos con la vida que llevamos, estamos dispuestos a aceptar la muerte.

-¿Tenemos que percibir el duelo como algo natural?

-Sí, pues está vinculado a la pérdida cuando hay apegos y afectos. Debe llorarse porque tiene que haber dolor. Mucha gente no lo exterioriza porque no vinculamos el dolor con el amor. El reconocer todo el sufrimiento que te genera esa ausencia es afirmar el amor que has sentido por esa persona. Las emociones están para exteriorizalas.

-¿Qué consecuencias conlleva no expresarlas?

-A partir de una pérdida tienes la necesidad de expresar rabia, frustración o el sentimiento que sea y el no hacerlo puede suponer la no elaboración el duelo, lo que genera complicaciones a medio plazo.

-¿Cómo cuales?

-Pueden aparecer duelos enmascarados, en los que aparecen síntomas fisiológicos, y una desubicación en el mundo que te rodea. Tus prioridades y necesidades con la pérdida cambian y con el duelo debes de adaptarlas para construir una relación nueva con el mundo.

-¿Cómo debe realizarse ese proceso?

-Debemos de aceptar la realidad de la pérdida, evitando la negación. Debemos expresar las emociones, reconocidas en nosotros mismos y canalizadas. Tenemos que realizar una adaptación a un mundo sin la persona que falta que incluye el amoldamiento físico. Las necesidades cotidianas, como hacer la comida o ir a trabajar, hay que atenderlas. También debemos reconstruir nuestra identidad y tiene que haber un proceso de tipo espiritual. La elaboración de un duelo saludable pasa por utilizar ese momento de crisis para seguir creciendo como persona. Ahora debes de acomodar valores a la experiencia que has vivido y proyectarlo en tu vida. Te empiezas a adaptar al día siguiente de la pérdida, y, en función de las personas, la elaboración del duelo dura un año.

-Sin embargo, hay individuos que viven el dolor de la pérdida toda la vida.

-Se trata de un duelo mal elaborado que puede generar psicosis, trastornos de ansiedad o fobias sociales.

-¿En qué momento un doliente puede requerir ayuda externa?

-Creo que se precisa siempre porque para elaborar las partes más sencillas del duelo necesitas a otras personas que escuchen. También hay que tener una persona con la que llorar. Es bueno que se hable del ausente, pues liberas emociones. Es necesario elaborar el recuerdo que queremos que permanezca con nosotros con lo bueno y lo malo del ser querido fallecido. Los allegados del doliente puede percibir señales de alarma y una manera de ayudarles es hacerle ver lo que está pasando. Una persona precisa ayuda profesional cuando no está en condiciones y no vemos la posibilidad de que exprese las emociones, que presenta dificultades a la hora de adaptarse a la nueva vida. Cuando se queda viviendo en el dolor y la rabia.

-¿Cómo se vive el duelo en situaciones de catástrofes o atentados?

-Es distinto una catástrofe de un atentado masivo. En el caso de un accidente es más fácil elaborar el duelo. No obstante, ambos tienen el problema de la revictimización. Los procesos judiciales, la prensa... hacen revivir el papel de víctima cuando de lo que se trata es de pasar del papel de víctima a superviviente para dar el paso de seguir viviendo. El duelo tiene que incorporar las necesidades especiales de quien ha pasado por una situación traumática que le hacen experimentar rabia, deseo de venganza incluso la espiritualidad se quiebra.

Madrid, 1965

Es bombero de la Comunidad de Madrid. Licenciado en Psicología. Ha trabajado en el campo del VIH y de la intervención comunitaria, así como voluntario en aspectos relacionado con el duelo en el centro de escucha de los Camilos de Tres Cantos. Entidad que conoció cuando quiso formarse en counseling, dado que colabora en diversas plataformas dentro de la psicología de emergencias. Cuenta con postgrado en Duelo, Máster en Counseling y es especialista en atención a desastres naturales y catástrofes. Con el colegio de Psicólogos de Madrid ayudó en el accidente de Spanair y en estos momentos lleva casos individuales y grupos de duelo en el centro de los Camilos de Tres Cantos.