La ancestral dicotomía del bien y del mal. La que ha movido al ser humano desde que optó por establecerse en poblados, iniciar una vida sedentaria y relacionarse socialmente. Esa es la razón primigenia en la que descansa la antiquísima tradición de las máscaras, que este fin de semana viven su fiesta en la capital con la celebración -tras los primeros cinco años de Lisboa- del Desfile de la Máscara Ibérica. Ayer, el evento comenzó a entrar en calor con una exposición en el claustro del Colegio Universitario, cuyo verdadero valor se esconde en los detalles.

Uno a uno, el luso Helder Ferreira, de la sociedad Progestur, y el zamorano Bernardo Calvo, experto en este tipo de tradiciones, fueron desgranando lo más sabroso de un conjunto de rituales que dejan la boca abierta. «Las máscaras suponen la celebración más transversal de todo el planeta, porque hay representaciones en los cinco continentes», explico Ferreira, organizador del encuentro de este fin de semana. El portugués aprovechó la apertura de la muestra para lanzar un guante al presidente de la Diputación, Fernando Martínez Maíllo, sobre la ubicación en la capital de un hipotético museo monográfico dedicado a la máscara. «Es una iniciativa muy interesante y a tener en cuenta en el futuro, pero debería hacerse con el consenso de todas las regiones implicadas y a través de algún tipo de proyecto europeo», respondió Maíllo, quien señaló el Museo Etnográfico como el «lugar idóneo» para materializar esta muestra permanente.

Antes, tanto Ferreira como Calvo glosaron el escueto recorrido por las tradiciones de regiones como Galicia o el norte de Portugal, cuyos vecinos han perpetuado la escenificación del bien y del mal para conservarla intacta hasta nuestros días. Los malos augurios encarnados en el diabólico, la esperanza en la bondad de las cosechas o la relación -a veces estrecha- entre el emergente cristianismo y las tradiciones paganas como telón de fondo de un universo de color, movimiento y riqueza etnográfica. Y como colofón, las peculiaridades de las costumbres de los pueblos zamoranos: Montamarta, Sanzoles, Carbellino, Almeida, Villanueva de Valrojo, Villarino Tras la Sierra...

Amén del montaje de la muestra, conviene fijarse en los entresijos de las tradiciones. Y de paso, contar con dos guías de lujo como Helder Ferreira y Bernardo Calvo. Aperitivo, no obstante, de un fin de semana que convierte a Zamora en la capital de la máscara ibérica. Hoy, en la Marina, la Muestra de las Regiones (de 11 a 20.00 horas) y, esta noche, (20.30 horas) el concierto del grupo Xera.