Dios no existe. El científico británico Stephen Hawking, premio «Príncipe de Asturias» de la Concordia en 1989, afirma en un nuevo libro de próxima publicación que la física moderna excluye la posibilidad de que Dios crease el universo, o, cuando menos, razona el famoso astrofísico, hace redundante su papel, de la misma manera que las teorías de Charles Darwin eliminaron la necesidad de contar con un creador en el campo de la biología.

El «Big Bang», la gran explosión que dio origen al mundo, fue consecuencia inevitable de las leyes de la física, argumenta Hawking en su libro, del que ayer adelantó algunos extractos el diario «The Times». De esta manera, el científico renuncia a algunas de las opiniones que vertió en una obra anterior, «Una breve historia del tiempo», en la que, entre otras cosas, afirmaba que no había incompatibilidad entre la existencia de un Dios creador y la comprensión científica del universo.

«Si llegamos a descubrir una teoría completa sería el triunfo definitivo de la razón humana, porque entonces conoceríamos la mente de Dios», escribió en aquel libro, publicado en 1988 y rápidamente convertido en un éxito de ventas.

Sin embargo, en su nuevo libro, titulado en inglés «The grand design», que llegará a las librerías el día 9, una semana antes de la visita del Papa al Reino Unido, Hawking sostiene que la moderna ciencia no deja lugar a la existencia de un Dios creador del universo.

En esa obra, escrita mano a mano con el estadounidense Leonard Mlodinow, Hawking rechaza, según «The Times», la hipótesis de Isaac Newton según la cual el universo no puede haber surgido del caos gracias sólo a las leyes de la naturaleza, sino que tuvo que haber intervenido Dios en su creación.

Según Hawking, el primer golpe asestado a esa teoría fue la observación en 1992 de un planeta que giraba en órbita en torno a una estrella distinta de nuestro Sol.

«Eso hace que las coincidencias de las condiciones planetarias de nuestro sistema- la feliz combinación de distancia Tierra-Sol y masa solar- sean mucho menos singulares y no tan determinantes como prueba de que la Tierra fue cuidadosamente diseñada (por Dios) para solaz de los humanos», escribe Hawking.

El conocido biólogo ateo Richard Dawkins se felicitó de la conclusión a la que parece haber llegado su colega Hawking: «Es exactamente lo que afirmamos nosotros. No conozco los detalles de la física, pero es lo que he sospechado siempre».

Según Hawking, que fue hasta el año pasado profesor de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, puesto que Newton ocupó en su día, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos. Según la opinión del científico, si la intención de Dios era crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.

En su nuevo libro Hawking, de 67 años, no excluye la posibilidad de que haya vida también en otros universos, y señala que la ciencia está próxima a elaborar un marco teórico único, capaz de explicar las propiedades de la naturaleza. Eso es algo, recuerda The Times, que han estado buscando los físicos desde la épica de Einstein, aunque hasta el momento ha sido imposible reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad.

Hawking aventura que la llamada «teoría-M», proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, conseguirá ese objetivo, y sugiere que en lugar de ser una ecuación única la «teoría-M» puede consistir en «toda una familia» de teorías inscritas en un marco teórico consistente, del mismo modo en que distintos mapas -políticos, geográficos, topológicos- pueden referirse a una sola región sin contradecirse entre sí.