Pregunta este diario, en su edición digital: "¿Le gusta la composición del nuevo Gobierno?". La pregunta me hace pensar. Es complicado enjuiciar

a un Gobierno "a priori"; lo suyo es esperar y ver lo que hace. En principio y globalmente, a mí no me parece especialmente malo o escaso de competencia. Desde luego le veo mucha más brillantez que a algunos de la era Aznar, como aquel último en el que dio ministerios de rango a lumbreras como Michavila y a oradores como Ana Palacio. Y desde luego, es difícil no admirar la osadía de Zapatero, que uno no sabe si achacar a inconsciencia o a lo contrario. Aunque el medio país irremediablemente machista anda con un cabreo subido, me parece muy bien su vuelta de tuerca al tema femenino en la composición del Gabinete. No creo en cambio que fuera necesario llegar al extremo de poner en Defensa a una mujer más identificada con Cataluña que con España y más proclive a las ideas pacifistas que a las de defensa (es decir: bélicas). Si hubiese nombrado a Elena Salgado, por ejemplo, nadie diría ni pío.

Tampoco entiendo su empeño en mantener -por bien que puedan haberlo hecho- a una ministra "reprobada" parlamentariamente, como la de Fomento, o tan negado para el imprescindible diálogo con la oposición, como el de Justicia. Y lo que menos entiendo es que "haya dado puerta" con frialdad al salmantino Jesús Caldera, a quien debe buena parte de lo que es. Cuando se creó, en efecto, aquello del grupo "Tercera Vía" para intentar controlar el PSOE, el alma y máximo creador era Caldera, y junto a él Trinidad Jiménez, López Aguilar, Jordi Sevilla y algunos más. Caldera era el líder natural del grupo y a quien todos animaban para que optara a la secretaría general del PSOE. Pero el salmantino no quiso o no se atrevió y se empeñó en que el líder fuese su amigo y diputado por León, Rodríguez Zapatero, a quien animó personalmente a asumir el reto. Más tarde, convertido en su fiel número dos, le hizo el primer debate sobre el Estado de la Nación, fue su eficaz portavoz en la oposición, quien le ha coordinado las dos campañas electorales? Por resumir, Caldera ha sido para Zapatero bastante más que Guerra para Felipe González. Y ya ven: se ha desecho de él con cuatro míseros años en un ministerio de segunda. Eso no me ha gustado, por el negativo talante que refleja en quien nos gobierna. Pero respecto a quienes están y haciendo las salvedades mentadas, no veo por qué no van a hacerlo tan bien o mejor que otros muchos Gobiernos de los que se vienen sucediendo desde que recuperamos la democracia. El tiempo dirá.

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