Hace cuatro meses, el presidente del Gobierno llamaba antipatriotas a quienes osaran señalar que España podía padecer en breve problemas económicos. Hace tres meses nos negaban que hubiera o fuera a haber crisis económica en España. Hace dos meses, nos reconocían que la crisis afectaba a España pero, nos tranquilizaban, remitiría a partir del mes de marzo. Hace un mes, solo unos días después de las elecciones generales, el vicepresidente Solbes anunciaba que España estaba sumida en una grave crisis cuyas consecuencias durarían varios meses. Hace unos días, el mismo vicepresidente, ahora renovado en su puesto, nos alertaba de que la crisis se prolongará durante al menos dos años. Los presupuestos generales del Estado de 2008 se elaboraron sobre la base de un crecimiento económico del 3´3%. En vísperas de las elecciones, el Gobierno de España seguía hablando de que la previsión de crecimiento de nuestra economía para 2008 se situaba en torno al 3%. Ahora, en abril, Solbes reconoce como fiable la última estimación del Banco de España para este ejercicio, que cifra el crecimiento en el 2´4%. El Servicio de Estudios del BBVA habla del 2%. Y el Fondo Monetario Internacional estima este mismo parámetro para nuestro país en el 1´8%. Escalofriante tendencia.

La Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria afirma que entre el veinte y el treinta por ciento de las firmas del sector inmobiliario ha desaparecido ya y la situación puede ir a peor. Los datos oficiales del primer trimestre del año anuncian que más de ciento cincuenta empresas promotoras inmobiliarias, algunas de ellas entre las más grandes del sector, están incursas en procedimiento concursal. Para entendernos, lo que antes se llamaba suspensión de pagos o quiebra. Mientras tanto, los precios alcanzan el 4´5% de incremento interanual. CEOE prevé que el paro crezca en 800.000 personas durante éste y el próximo año.

¿Crisis, what crisis? Famosa frase de Churchill. Tal vez emulándolo, el presidente del Gobierno todavía no ha reconocido la existencia de crisis alguna. Eso sí, de momento además de mantener a Solbes como ministro de Economía, ha nombrado también a Miguel Sebastián, su fichaje estrella de hace unos años y luego estrellado en las municipales, para ocuparse en buena medida de las mismas competencias. El relanzamiento de nuestra economía. Lo único bueno es que como las elecciones ya han pasado, los responsables de tomar medidas podrán hacerlo sin más demora que los varios meses ya acumulados. No indagaremos, como en CSI y series similares, tan de moda últimamente, si ha sido incompetencia, imprudencia o engaño. A estas alturas tampoco tiene mayor importancia, siempre que los próximos cuatro años la economía vaya por otro camino. O por alguno.