Ponerse delante del público nunca es fácil, menos todavía si lo que vas a decir, contar, actuar o retransmitir tiene que ver con cuestiones tan íntimas y dolorosas como la muerte de un padre. Mikel Babón Calleja no solo se pone ante esta tesitura como actor, sino que también es el director y escritor de la obra dramática con tintes de humor negro que el pasado sábado noche fue interpretada sobre las tablas del Teatro Latorre. "Los perros de mi padre", el título de esta pieza teatral, narra la enfermedad -leucemia- que se llevó la vida del progenitor de Mikel Babón y las repercusiones que dicho proceso trajo consigo a la familia. La obra utiliza como nexo de unión, además de cómo figura metafórica de lo ocurrido, los cinco perros que acompañaron en vida y muerte al "padre", figura nuclear en el entramado dramático.

Si la temática de "Los perros de mi padre" ya es de por sí penetrante, la emoción en los sentimientos se eleva un escalón más ante la estrecha relación que mantenía "el padre" con las gentes y la ciudad de Toro. El público descargó gran parte de esta emoción en forma de lágrimas tanto en el desarrollo de la obra, como en las posteriores felicitaciones a Mikel Babón por parte de familiares y conocidos.

Babón valora el desempeño de la actuación con "un ocho sobre diez" e incide en la "receptividad que mostró el público" durante el transcurso de la obra, de los que ha destacado que "su emoción se podía sentir desde el escenario". No obstante, el integrante de "La Perla Teatro" también ha querido hacer autocrítica, señalando que en "algunos momentos nos ha faltado ritmo".

Parte de la familia de Mikel Babón es originaria de Toro, por lo que la obra y lo que en ella se relata les afectó en primera persona. El director de "Los perros de mi padre" matiza que el "hecho de realizar la obra en Toro te da un plus a la hora de acudir a la emoción, de forma que la tienes que controlar si sientes que te va a desbordar". Al finalizar el evento, varias personas se acercaron a felicitar al joven actor, pero otras muchas no pudieron decirle nada porque "estaban llorando a moco tendido".

En la obra representada el pasado sábado noche en el Teatro Latorre, Mikel Babón no solo se desnuda emocionalmente ante el público, sino que también lanza una proclama reivindicativa contra lo que él denomina "el tabú del cáncer". El protagonista de la pieza no define así el cáncer porque no se hable de él, sino porque "no se habla de él de forma consciente". Es decir, Babón considera que el miedo al cáncer lleva a la sociedad a hablar de la enfermedad de una forma lejana, siempre en tercera persona y "lejos de las cuestiones personales que nos implican". Para Babón, esta obra representa una forma de aludir a esta "lotería que toca demasiadas veces" en primera persona y sin complejos de ningún tipo.