La no sorpresa de la mañana corrió a cargo del párroco local, Roberto Castaño. En las postrimerías del acto religioso, el cura de la ciudad comunicó a sus feligreses su decisión de tomarse "un tiempo de impás de varios meses para recuperar las fuerzas físicas y psíquicas". Castaño, que no especificó cuándo volvería, o si volvería, de este "retiro", sí indicó que "nos seguiremos viendo por Toro y fuera de Toro". El anuncio del sacerdote no fue ninguna sorpresa porque la cuestión venía barruntándose durante los últimos días en el municipio; como él mismo dijo se trataba de "un secreto a voces". Rumores que el clérigo ha querido acallar afirmando que su marcha no responde "a cuestiones raras", ni a "los dimes y diretes que se pueden escuchar de los catetos del pueblo". Roberto Castaño ha ocupado el cargo de párroco de Toro durante los últimos 11 años, desde el año 2007.