José Manuel Chillón Lorenzo es consciente de la responsabilidad que entraña ser el pregonero de la Semana Santa de Toro, pero también siente que su elección representa el "hecho más meritorio" con el que puede ser honrado un toresano. En el pregón, acto que tendrá lugar el sábado, a las 21.00 horas en la Colegiata, Chillón repasará vivencias personales y actos singulares de la Pasión, aunque también resaltará que es la celebración que, a su juicio, más identidad aporta a Toro como pueblo.

__ ¿Qué mensaje quiere transmitir con su pregón?

__ El pregón es un discurso complejo y retórico, pero no es ni una homilía, aunque se celebre en una iglesia, ni es una clase, aunque quien lo ofrece es un profesor, ni un testimonio, aunque hay que hablar de lo personal, ni es solo un conjunto de vivencias, aunque hay que hablar de la perspectiva particular con la que cada uno se enfrenta a la Semana Santa y, sin embargo, es todo eso, por lo que supone una dificultad añadida. Tampoco es fácil transmitir un mensaje claro cuando ese no es el objetivo, aunque si tuviera que destacar algo es que en la Semana Santa de Toro hay suficientes datos que han pasado desapercibidos, por una inquietud estética o por otros intereses, que son los que reflejan la autenticidad y la fe de un pueblo.

__ ¿Cuáles son esos aspectos que pasan desapercibidos?

__ Cuando hablamos de renovación pensamos siempre en el futuro, pero en Toro tenemos una pátina en el origen, una pátina de autenticidad basada en cómo se ha vivido la Semana Santa hace 60, 70 o 100 años o en la propia historia de constitución de las cofradías. Una cofradía es una reunión de hermanos que tienen una misma fe, pero también tiene una dimensión social clarísima. Podemos apreciar este matiz en los estatutos de las cofradías, en la ayuda a las viudas o a aquellos que se han quedado sin consorte o en la ayuda económica a los pobres y a los necesitados, pero hoy esta dimensión social se ha perdido.

__ ¿Las cofradías en particular y la Semana Santa en general han perdido, en parte, su origen religioso?

__ Para un creyente la imagen no tiene sentido en sí misma. La fe, la convicción creyente es el camino que va del barro modelado o de la madera tallada a Dios, a Jesucristo o a María. Quedarse en la imagen no tiene sentido y quizá en Toro esto ha sucedido en menor medida. Muchas Semanas Santas se han quedado en la parte estética o en la pública, pero esta celebración solo tiene sentido si hay una convicción interior que la respalde. Toda esa realidad interior que es una convicción de fe está también asentada en una dimensión que es pública y notoria, es decir, Jesús no murió para hacerse el héroe, murió por un ejercicio de libertad profundo y por una misión que tiene que ver con hacer la voluntad de Dios, que no es otra que hacer a los hombres mejores y, por tanto, salvarlos de sus miserias, en el amplio sentido de la palabra miseria, que es moral, espiritual y económica.

__ ¿Para ser buen cofrade hay que ser buen cristiano?

__Es evidente. El propio nombre de cofrade es hermano con el otro y, en realidad, lo que les une es un mismo padre y una misma fe. En esta época en la que vivimos hay una especie de convicción de que uno puede valorar la Semana Santa sin necesidad de ser creyente. Es verdad que la Semana Santa tiene un componente cultural y turístico que hay que aprovechar y, en ese aspecto Toro tiene por delante un recorrido que hacer, pero lo que la gente busca es autenticidad. La Semana Santa es la celebración que genera mayor movimiento turístico en España y nosotros tenemos una dificultad porque a 30 kilómetros tenemos la primera división, pero sin querer compararnos tenemos una historia, una autenticidad vivida que avala también, como voy a decir en mi pregón, que en Toro la Semana Santa, metafóricamente, se ha vivido de rodillas, aquí ha sido primero la fe y luego la estética, ha sido primero la convicción y luego el adorno. __ Tras su elección como pregonero aseguró que la Semana Santa es la celebración que más identidad aporta a Toro...

__ De hecho, sabemos cómo era nuestra ciudad por los registros que tenemos de los libros eclesiásticos o de los registros de las propias cofradías. La identidad de Toro, de esta tierra labradora y castellana, a veces sufriente, lóbrega, oscura, fría y seca, guarda una relación directa con cómo ha celebrado la Pasión.

__ ¿Cuál ha sido su aportación a la Semana Santa?

__ La aportación ha sido fundamentalmente musical, aunque he vivido la Semana Santa desde casi todos los frentes. Mientras estaba en el Seminario recuerdo que en los años 90 la procesión de la Virgen de los Dolores se celebraba después de la novena a las siete de la tarde, que volvía a San Julián en menos de una hora y que la única música que sonaba era la de un servidor cantando el rosario, aunque también recuerdo que las andas de la Virgen eran una puerta. Todo esto ha ido cambiando para bien, pero no podemos olvidar esos inicios en los que la procesión era también una expresión pública de lo que se había celebrado antes en la misa. Mi aportación a la Pasión ha sido musical con la producción, desde el 2002, de los himnos de la Semana Santa, himnos que al principio representaron una novedad porque en Toro no hay tradición de música coral. Siempre le digo a mi coro que en Zamora no solo hay una tradición de música coral sino también un orgullo por pertenecer a los coros que interpretan el "Christus Factus Est" o el "Miserere". De hecho, interpreto los himnos con el coro interparroquial y con la asociación musical La Mayor que dirijo porque no hay cofrades que quieran hacerlo. En los primeros años me ofrecí para dirigir un coro de las cofradías, pero nunca ha sido posible. En el 2002 compuse el himno del Cristo del Amparo, que ahora se ha convertido en un acto central y que la gente va a escuchar después del manifiesto. A este himno le siguió el del Cristo de la Vera Cruz de Tagarabuena, al que me siento especialmente vinculado por mi niñez, el Vía Crucis de la procesión del Miércoles Santo, al que puse música y letra, y el último himno ha sido el de la Virgen de los Dolores.

__ ¿Qué momento de la Pasión vive con más intensidad?

__ El más espectacular por el día, el sentido que tiene y el momento en el que se celebra es la estación XII del Cristo de la Expiración. De hecho, las llagas que se cantan minutos después en la Colegiata no tienen sentido si no es referido a este momento.

__ ¿A que puede aspirar la Semana Santa de Toro?

__ La de Toro sigue teniendo de auténtico que es la Semana Santa que nace del exclusivo interés fe, devoción y convicción de un pueblo y esto quedó demostrado con el incendio de Santa Catalina, porque acabó con las imágenes pero no con el sentir cofrade. Hace años nadie pensaba que la Semana Santa de Toro podía ser declarada de Interés Turístico Regional y poniendo el foco en pequeños momentos y cuidando pequeños detalles que pasan desapercibidos pero que son los nuestros, la Pasión de Toro tiene mucho que decir.

__ ¿Hay que potenciar esas singularidades?

__ A veces entiendo que hemos estado muy a la zaga de que lo que hacían otras Semanas Santas, sin darnos cuenta de que tenemos lugares por los que no pasan las procesiones que son fantásticos o que tenemos actos religiosos, que hemos suprimido o que se han vinculado a otros, que habría que recuperar en su pureza original. Actos como el Miserere del Cristo del Amparo, cofradía que está haciendo una gran labor, era un acto que se celebraba el Martes Santo y tenía tanta fama que había gente, como un tío bisabuelo mío, que solo iba a misa ese día. Otros actos de una especial relevancia son el juramento del miércoles santo que ha perdido un poco de fuerza o la bendición de los conqueros que antes pasaba desapercibida y que ahora es muy solemne.