Fieles a la cita anual con la tradicional fiesta de San Antón, numerosos toresanos, acompañados por sus mascotas, se congregaron ayer en la iglesia de Santa María de Arbas para asistir a los actos organizados por la cofradía del patrón de los animales. La fiesta de San Antón fue inaugurada con la eucaristía oficiada por el párroco Roberto Castaño quien, durante la homilía, repasó la vida y la obra de San Antón en favor de los pobres. En su alocución, Castaño volvió a recordar a los presentes que "los animales son importantes, pero no son personas", a la vez que destacó que es difícil comprender que en el siglo XXI "muchos niños mueran de hambre y algunos animales coman filetes de ternera".

El párroco cerró la homilía pidiendo a San Antón que "nos ayude a querer a los hombres y a los animales". Una vez finalizada la misa, tuvo lugar la bendición de los "periquillos" y de los animales que salieron al exterior del templo para recibir el agua bendita, entre los que se encontraban numerosos perros, al margen de pájaros, conejos, tortugas o un caballo. Los más devotos, tuvieron la oportunidad de besar la reliquia del Santo durante una fiesta que, cada año, cuenta con más seguidores . El dinero recaudado por la cofradía con los donativos por los "periquillos" y con la venta de papeletas para el sorteo del valor de un marrano se destinará a mantener Santa María de Arbas.