Ayer, el ancestral festejo de la Fuente del vino estuvo repleto de tensión, emoción y sorpresas. La primera ya la señalaba el cartel con el I Concurso Nacional de Cortadores "Jóvenes Promesas Ciudad de Toro". Promesas por decir algo, algo muy alejado de lo que el coso taurino disfrutó durante la tarde de ayer. Los ocho recortadores que saltaron al albero local deleitaron con su buen hacer y templanza, tanta que el apelativo promesas o noveles se le quedó muy corto a los valientes que hicieron cara a tres novillos bravísimos a la par que nobles y de calidad.

La prueba, que precedió al tradicional festejo, comenzó con dos tandas de cuatro recortadores para elegir a los finalistas que se disputarían los metales. La primer contó con un maremágnum de especialidades: desde el clásico recorte arqueando la espalda, al acrobático por encima del toro o al amago con clase para frenar al animal en seco. La segunda siguió por unos derroteros más costumbristas, con una serie de quites que puso la carne de estos jóvenes a escasos centímetros de los cuernos del animal. Finalmente fueron cuatro chavales los que se disputaron la gloria sobre el albero.

El último novillo, el más dotado de los tres, el "más toro" que se barruntaba por la plaza, estaba pertrechado con una cornamenta de carácter astifino y con una distancia considerable entre pitón y pitón. Eso no echó atrás a los recortadores, que dejaron todo sobre el ruedo para deleitar a un público entregado y a una charanga predispuesta. Finalmente, tras una serie de variados quites, destacados por una sangre fría digna del mejor matador, Jaime Manrique -natural de Segovia- se alzó con el primer puesto de este concurso de jóvenes promesas. El premio por esta gesta será poder participar en el concurso de recortes absoluto de las próximas fiestas de San Agustín.

Tras el espectáculo de cortes, la Fuente del Vino acaparó todo el protagonismo de la tarde en la ciudad de Toro. Los mozos, y no tan mozos, dejaron los tendidos para hacerse con el ruedo y probar su valía delante del nuevo novillo, similar a los anteriores. La nota amarga de la jornada la marcó una fea cogida sobre uno de los participantes en el evento tradicional mientras intentaba servirse un vaso del caldo local. El astado hizo tropezar al hombre y una vez en el suelo le embistió unas cuantas veces con el consiguiente revolcón. Gracias a la rápida intervención de los mozos se logró evitar una catástrofe. No obstante, el varón tuvo que ser evacuado en volandas de la plaza hasta la UVI móvil. Una vez allí, tras la exploración del médico, se dictaminó que no había sufrido cornada alguna, pero se decidió trasladar al sujeto hasta el complejo hospitalario de Zamora para descartar que hubiera sufrido heridas internas. Otro joven sufrió un pequeño revolcón, aunque, afortunadamente, quedó solo en eso.