Humildad, trabajo y sencillez. Es curioso como tres palabras, tan breves, tan manidas, quizás en exceso por la grandeza que denotan, son tan difíciles de encontrar en una sola persona. No fue así el pasado viernes noche en la panera de San Juan de Morales de Toro, dicha dificultad se esfumó cuando comenzó el homenaje a José Prieto Santiago, más conocido como Pepe.

Hace apenas dos días, más de 60 personas se reunieron para honrar el trabajo, el esfuerzo, la personalidad y, en definitiva, la vida de una persona. Pepe tiene 66 años, ha sido hostelero toda su vida y junto a su mujer, María Jesús Córdoba, regentó al bar "La Reja" durante 34 años hasta hace un año.

Por supuesto, Pepe desconocía la sorpresa. Llegó a la panera de San Juan convencido de que la noche sería una velada más junto a su amigo Carlos Gallego, uno de los organizadores del evento. Las mentiras, piadosas por supuesto, llevaron al invitado de honor a una estancia oscura, apenas iluminada por el delicado refulgir de unas velas. Al poco de adentrarse en el espacio apagado saltaron las luces y con ellas el "¡sorpresa!" y la emoción de Pepe. Nada más ver a sus amigos y familiares Pepe fue consciente de lo que ocurría, no pudo contener la emoción, que se desbordaba mientras saludaba a los presentes con largos abrazos y sinceros besos.

Los que conocen de Pepe les faltan adjetivos para describirle, siempre finalizan con un "Pepe te trataba como a un amigo, nunca como a un cliente". Curiosamente, hablando ayer con Pepe, todavía embargado por la emoción, coincide en la apreciación: "Yo no tuve clientes, yo tuve amigos".

El bar en nuestra tierra es algo más que un hospedaje de paso, mucho más que un cortado y la prensa del día. No es de extrañar con personas como Pepe y María Jesús que los bares se conviertan en una extensión de nuestro hogar. Si le preguntas al homenajeado, todavía invadido de los sentimientos del pasado viernes, solo acierta a decir "La Reja fue mi vida, lo fue todo". "Todo" también será la palabra que elegirá Pepe para describir qué es lo que más le gustó de su homenaje. Y es que el abanderado considera, humildemente, que "no he hecho tanto para recibir este cariño".