Las fuertes heladas de los últimos días ocasionarán unas pérdidas estimadas en un 5% en las cosechas de los viñedos de la Denominación de Origen Toro, según las previsiones de los técnicos del Consejo Regulador.

Las zonas más afectadas por las bajas temperaturas han sido Venialbo, Sanzoles, El Piñero, Argujillo y la zona alta del Pego, donde las pérdidas serán más cuantiosas según las apreciaciones.

El miedo se había apoderado de los bodegueros desde la pasada semana, cuando al consultar el parte meteorológico constataron que las madrugadas del jueves 27 y el viernes 28 marcaban temperaturas que rondaban los cero grados o inferiores. Finalmente, la peor helada fue la de la madrugada del jueves al viernes, que en algunas tierras dañó más del 50% de los cultivos de uva.

Como se suele decir en el campo "que haga el tiempo que toque". Es decir, frío en invierno, lluvias en primavera y calor en verano. Cuando el tiempo hace extraños los cultivos son los primeros en sufrir las consecuencias. Muchas de las plantas de los viñedos ya habían brotado, cuando esto ocurre lo peor que le puede ocurrir a las viñas es que las temperaturas bajen de cero grados. El frío, como si de una plaga se tratase, quema las hojas de las vides y lo que es peor, el racimo.

Cuando se da esta situación la planta suele rebrotar, pero ya no dispone de la misma carga de racimos que la vid originaria. La forma de reconocer cuando una planta ha sido "quemada" por el frío es el color marrón que adquieren las hojas, tal y como detalla Santiago Castro, técnico de la DO Toro.

Según sus indagaciones la parte más afectada ha sido la de El Pego, que perderá un 30% en las zonas más bajas y hasta un 60% en las zonas altas de cultivo. "Para estas tierras es una tragedia", afirma Castro.

La buena noticia es que no se espera que se repitan están temperaturas, al menos no a corto plazo. Según explica el técnico, para que la planta encuentre las condiciones necesarias para su desarrollo se necesitan temperaturas de al menos 10 grados.

En cuanto a inclemencias meteorológicas se refiere hay poca prevención que valga, todavía no podemos cambiar el tiempo. No obstante, sí que hay una serie de técnicas que permiten paliar los efectos de las heladas. Estos procesos son muy variados y no todos tienen el mismo nivel de sofisticación, con la consecuente inversión económica que ello acarrea. De una parte, tenemos cañones de calor, que con continúas ráfagas de aire caliente impiden que las bajas temperaturas causen estragos en las vides; de otra parte técnicas más rudimentarias como molinillos de viento: no aplican calor, pero su constante movimiento del aire impide que la helada se fije en la tierra de los viñedos.

Los aspersores son otro recurso imaginativo, al lanzar agua en condiciones inferiores a los cero grados las pequeñas partículas hídricas se congelan y comienzan a emanar calor.

No hay variedades de uva que sufran más con las heladas que otras en los viñedos de la Denominación de Origen Toro, sino que dependen de circunstancias como la poda y los periodos de brotadura.

Variedades como el albillo o los moscateles florecen antes que otras uvas, por lo que los cultivos centrados en esta variedad sí que han sufrido mayores pérdidas respecto a otros tipos de uvas. Asimismo, la poda es fundamental en los periodos de crecimiento de la planta; lógicamente, cuanto más tarde se lleve a cabo la poda, más tarde florecerá la planta. Algunos agricultores, que han realizado este saneamiento hace apenas unos días no se han visto afectados por estas heladas tardías.