La Colegiata Santa María la Mayor es sin duda la obra arquitectónica más importante de la ciudad de Toro. Así lo acreditan la multitud de visitantes que se acercan al municipio zamorano para deleitarse con su belleza única. El pasado año fue la sede perfecta para la exposición de Las Edades del Hombre, lo que nos permitió conocer todavía más secretos que esconden sus paredes y su fachada. Pero a veces olvidamos una cosa, ¿quiénes llevaron a cabo esta obra maestra de la construcción? La respuesta nos la da Claudio Pedrero, arquitecto y doctor en Historia medieval de Castilla y León.

"Maestro de obra era -entre otros muchos nombres- el que recibían los arquitectos responsables de la construcción de los grandes edificios medievales que han llegado hasta nosotros". Estos profesionales de la edificación medieval formaban gremios endogámicos donde el secretismo respecto a sus conocimientos era algo habitual. Tal y como relata Pedrero, la información sobre su profesión se transmitía únicamente de "generación en generación". Lo que impedía que las técnicas de construcción pudieran extenderse con una mayor facilidad. El arquitecto también resalta, que gran parte del misterio que envuelve a los maestros de obra se debe "a la poca documentación que ha llegado hasta nuestra época".

"La Colegiata de Toro cuenta una historia extraordinaria que nos ayuda a entender cómo funcionaban aquellos grupos de profesionales, la presencia de distintos responsables al frente de las obras o las dificultades a las que debieron hacer frente al levantar esos edificios que todavía hoy nos maravillan", explica Claudio Pedrero. El especialista en historia medieval afirma que ha conseguido documentar cerca de 8.000 marcas de canteros procedentes de las fábricas del principal templo católico de la ciudad. A través de dichas marcas Pedrero afirma que se puede conocer la presencia de los talleres canteros en "distintas fases, sistemas de trabajo o ritmos de producción".

Otro aspecto de la edificación que desvela el trabajo de estos profesionales de la Edad Media son las "cicatrices" que surgieron con motivo de los cambios de las "soluciones constructivas" y que eran realizados por los maestros medievales "siempre sobre la marcha".

Todas estas cuestiones son una especie de radiografía que permite a los especialistas de hoy en día "identificar los problemas en la construcción, los motivos de los cambios o las dificultades técnicas" de una tarea de estas dimensiones. Pedrero asevera que dichas "dificultades" ocasionaron un cambio en los planteamientos "tardorrománicos" iniciales para implementar unas nuevas "soluciones góticas" que se fueron incorporando con "mayor o menor fortuna". Pedrero afirma que en las obras de la Colegiata "pueden identificarse, al menos, cinco fases bajo la dirección de distintos maestros a lo largo de unos ciento treinta años de obras, desde entrada ya la segunda mitad del siglo XII hasta finales del siglo XI". El arquitecto recuerda que el ritmo de las obras siempre dependía de las "disponibilidades económicas o materiales de cada momento".