La compañía española Arvine Danza representó el proceso de evolución que convierte a la uva en vino en su espectáculo "Vinum" el pasado viernes en el Museo del Vino en Toro. La actuación se entronca dentro del ciclo de "Crianzas escénicas", con el que la institución toresana pretende divulgar la cultura de este producto de la tierra a través de diferentes artes escénicas. Teatro, magia, danza y música son las modalidades con las que se procura, durante este curso cultural, ensalzar los valores y las tradiciones que acarrea el vino en la localidad zamorana.

La actuación corrió a cargo de los cinco integrantes de Arvine Danza: cuatro bailarinas de generaciones escalonadas y un actor que aderezaba el espectáculo. La representación mostró la evolución del proceso que convierte a la uva en vino; desde el cuidado y crecimiento de la vid, pasando por la tradición de la vendimia hasta llegar al caldo final en sus diferentes vertientes: tinto, blanco y rosado. Todo ello adornado por un juego de luces acorde a los diferentes actos de la obra y siempre con el folclore nacional como base para las coreografías. La actuación tuvo una duración de 80 minutos aproximadamente, que finalizó con un gran aplauso que demostraba la gran acogida que tuvo "Vinum".

La preservación de la tradición se marca como uno de los objetivos a cumplir por el Museo del Vino con esta serie de iniciativas culturales. En boca de su director, Rodrigo Burgos, "la cultura del vino está perdiéndose en estas dos últimas generaciones, ya que los jóvenes no disponen de un acercamiento directo ni indirecto del peso de este producto en nuestra tierra". Con este fin, las actividades planteadas en el ciclo de "Crianzas escénicas" aspiran a devolver al vino la importancia que nunca debió perder en la villa toresana. "Siempre bajo la difusión de valores como la familia o el medioambiente, pilares fundamentales y presentes en los eventos del Museo del Vino", asevera Burgos.

"Apuesta arriesgada"

Asimismo, desde la institución toresana confiesan que esta concatenación de actos culturales "ha sido una apuesta arriesgada". Las bodegas dotan de un encanto personal a las artes que allí se realizan, pero la misma arquitectura que permite crear vinos de alta calidad impide la presencia humana durante largos periodos. Es por ello que desde el Museo del Vino se encuentran "realmente satisfechos" por la acogida que están teniendo los actos programados, donde hasta el momento siempre han colgado el cartel de lleno. Burgos afirma "que esto viene a demostrar la necesidad y el hambre de la ciudad y las localidades cercanas por una mayor cantidad de programas culturales".

Por último, y a la vista de los resultados, desde el Museo del Vino se encuentran dispuestos a repetir el año que viene, si no con este mismo espectáculo sí con la diversificación de otros actos que reivindiquen la cultura del vino. Rodrigo Burgos concluye que "ya estamos trabajando con distintas compañías y artistas para completar un programa cultural de calidad para el año siguiente".