La Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Castilla y León ha incoado el procedimiento para declarar como Bien de Interés Cultural (BIC), con categoría de monumento, el convento de Santa Sofía de Toro. Esta resolución podría suponer el primer paso para reconocer la importancia de un edificio histórico que presenta diversos problemas estructurales que, entre otras estancias, afectan al torreón o al patio de la Cisterna, al margen de la humedad que se puede apreciar a simple vista en los muros del monasterio y en su iglesia, situación que ha generado una honda preocupación en la comunidad religiosa que habita el cenobio.

La Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León dispone que tendrá la consideración de monumento la construcción u obra, producto de actividad humana, de relevante interés histórico, arquitectónico, arqueológico, artístico, etnológico, científico o técnico, con inclusión de los muebles, instalaciones o accesorios que expresamente se señalen como parte integrante de él y que, por sí solos, constituyan una unidad singular. En la citada resolución se especifica que el convento de Santa Sofía constituye junto a los restos de la antigua casa del siglo XII del obispo de Coria, posteriormente palacio de la reina María de Molina, el claustro, la iglesia y el coro "un espacio único homogéneo de alto valor patrimonial, cuyo valor como documento histórico y testimonio de la evolución del conjunto conventual justifican sobradamente su calificación como Bien de Interés Cultural". La incoación del procedimiento, según establece la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León, determinará respecto al bien afectado, la aplicación inmediata y provisional del régimen de protección previsto en la citada normativa para los bienes declarados de interés cultural. Asimismo, en aplicación de esta ley, todas las obras que se realicen en el monumento que se pretende declarar BIC, no podrán llevarse a cabo sin la aprobación previa del proyecto correspondiente por parte de la Comisión Territorial de Patrimonio o por la Dirección General de Patrimonio.

En la citada resolución se especifica que en el año 1316 la reina María de Molina cedió el palacio que había pertenecido a su canciller, el obispo de Coria don Alfonso, a una comunidad de monjas premostratenses. El edificio fue objeto de importantes reformas para su adecuación al nuevo uso monacal y destaca que, dentro de este conjunto, se conserva un espacio único conformado por los restos del antiguo palacio entre los que resalta un pequeño patio conocido como el patio de la Cisterna que perteneció a la vivienda palaciega o el torreón que lindaba con el primer recinto amurallado de la ciudad de Toro y que han permanecido prácticamente inalterados hasta la actualidad, constituyendo un singular ejemplo de arquitectura civil.

Del mismo modo, el expediente destaca la pequeña iglesia del convento, con interesantes armaduras de cubierta y un retablo tardo renacentista, obra maestra de la primera época del escultor Sebastián Ducete. La iglesia ha sido objeto de numerosas transformaciones, principalmente en la segunda mitad del siglo XVI, pero conserva su ubicación original, así como la puerta de acceso abierta en un sencillo muro de ladrillo, mediante arco de medio punto protegido por alfiz, rematado con un tejaroz de modillones de rollos. A lo largo del tercer tercio del siglo XVI se amplió el patio principal, originariamente de una altura, alrededor del cual se habían distribuido las estancias necesarias para la vida conventual, construyéndose un claustro de dos alturas, aprovechando las antiguas columnas góticas para las galerías altas. Por último, el eje de protección que aportaría la declaración de Bien de Interés Cultural queda definido por las calles que delimitan los muros del convento, es decir, Solejar, San Antón, plaza de Arbas y calle de Arbas, incluyendo varias parcelas en su integridad. La declaración BIC del monasterio podría contribuir a preservar un edificio cargado de historia que, desde hace 700 años, habitan Las Sofías y cuyo estado de conservación es preocupante, sobre todo por el deterioro del torreón o del patio de la Cisterna.