La demanda de empleo para esta temporada de vendimia es menor que en anteriores campañas debido, principalmente, a que desciende el número de trabajadores de nacionalidad española que solicitan trabajar recogiendo la uva, mientras que la cantidad de extranjeros se mantendría, según datos ofrecidos por las empresas del sector. En concreto, algunos viticultores apuntan a que la demanda entre los residentes en la zona ha caído hasta un 80%, y que en otros perfiles como el del joven estudiante español también ha decrecido notablemente porque el curso ha comenzado antes que la vendimia.

La contratación se realiza de dos formas diferentes. Por un lado, muchos viticultores cuentan con trabajadores y cuadrillas de otras campañas en las que únicamente varía la sustitución de algún trabajador de forma puntual, debido en muchos casos a la consecución de un empleo de larga duración. Por otra parte, otros productores contratan personal para la campaña de recolección de la vid a empresas dedicadas a la colocación de empleo.

Una forma de trabajar esta última utilizada también de forma puntual por los agricultores que cuentan con cuadrillas, como afirma Andrés Alonso, viticultor de Morales de Toro, quien manifiesta que «hay ocasiones en las que las bodegas exigen la recolección de la uva en un momento concreto y ante esta situación se precisa contratar trabajadores de forma puntual».

Por eso hay empresas que encuentran negocio seleccionando el personal para los viticultores.Algunas se limitan a poner en contacto al trabajador con el viticultor, la negociación sobre el salario y las condiciones del trabajo es personal entre ambos, y otras que envían trabajadores asegurados y con el precio pactado.

Una de las empresas de servicios dedicada a la contratación de personal es Vocarraje, propiedad del viticultor Abdón Segovia, quien afirma que «nosotros trabajamos para viticultores que nos contratan para la recolección en este época y solemos seleccionar al personal de años anteriores y que ha cumplido en el trabajo. En caso de que se precisen más trabajadores, creamos y ajustamos las plantillas a las necesidades, aunque hay personal suficiente y muy cualificado para este tipo de tareas». Un perfil de trabajador que se establece en operarios de entre 30 y 40 años que conocen las labores del campo. En este sentido, Segovia asegura que «es doloroso ver trabajadores jóvenes que desconocen esta actividad y que abandonan por voluntad propia durante los primeros días. Me duele porque podrían ganar buena cantidad de dinero en esta época y lo desaprovechan».

Una experiencia similar describe Andrés Alonso, quien asegura que «en mi caso cuento con personas de en torno a 30 años que ya han finalizado sus estudios y se encuentran desempleados en estos momentos. Entre los 30 y los 40 años es el baremo de edad que oscila en la campaña. En este sentido, el número de estudiantes es mucho menor ya que la vendimia viene más tardía y las clases comienzan en esta época».

Por su parte, Pablo Domínguez, viticultor de Morales de Toro, también cuenta con las mismas cuadrillas que en años anteriores «formadas por personas que residen en mi localidad y que también trabajan para mi en la recogida de otros productos como la patata».

En relación a este descenso de la demanda, Andrés Alonso afirma que «entre las personas de nacionalidad española se ha notado un descenso importante en relación a otros años. Aun así, por desgracia aún hay mucha gente en el paro y por lo tanto no hay falta de personal». Esta situación la corrobora Abdón Segovia, quien asegura que «ha descendido la demanda entre la gente de la zona, que a lo mejor ha bajado por que han encontrado trabajo, y de operarios nacionalidad española en un 80%». De igual forma lo ve Pablo Domínguez quien afirma que «la demanda está siendo menor de ciudadanos españoles así como de jóvenes estudiantes a pesar de que hay demanda suficiente».

En cuanto al lugar de residencia de los trabajadores, independientemente de su nacionalidad, la gran mayoría provienen de la provincia de Zamora o de localidades limítrofes a esta.

En cuanto al estado de los viñedos y de la uva esta campaña, los viticultores inciden en que es la uva cuenta con un estado sanitario óptimo. Una situación que corrobora Andrés Alonso, viticultor de Morales de Toro, quien afirma que «se encuentran más retrasadas que otros años pero están muy sanas y se esperan que estas sean de buena calidad. Un año donde no han aparecido enfermedades debido a que los viticultores de la zona cada vez son más profesionales.». En relación a la cantidad a recoger, Alonso informa que se espera que supere «un 10% a la del último año, que fue muy malo, pero es un 25% menos que hace dos temporadas, que fue una campaña normal».

Uno de los grandes inconvenientes de cada campaña es la ausencia de precios al inicio de la recolección, situación que deriva del hecho de que viticultores han pactado el precio con anterioridad o que las industrias no establecen los mismos hasta el inicio de los trabajos. Esto hace que principalmente se conozca el valor de los viñedos más antiguos, cuya uva es más valorada, aunque se trata de una uva muy reducida de la totalidad de la D.O. Toro. Una situación que produce como afirma Andrés Alonso «que se entreguen uvas de calidad a precios bajos y estos no se conocen hasta que no se van a vender». Una incertidumbre que según afirma Abdón Segovia «es un gran problema que arrastramos la gente del campo. Cada cosa que compramos (maquinaria, herramienta, abonos) nos ponen el precio y cuando vendemos nuestro producto nos lo establecen también y el problema es que no defendemos nuestra producción». En el caso de Pablo Domínguez, este viticultor, asegura que «yo trabajo con las mismas bodegas y el precio se mantiene en relación a otras campañas pero la mayoría de la gente no sabe a cómo va a vender la uva».