"Era un hombre muy querido y un gran empresario, de los pocos que quedan en Zamora". Así definió ayer el presidente de la Cámara de Comercio de Zamora, Manuel Vidal, a Elier Ballesteros, un hombre forjado a sí mismo que "comenzó de la nada". Además, remarcó que, junto a su hijo, el empresario luchó para que Toro fuera sede de Las Edades del Hombre.

La incredulidad dio paso a la pena y a la conmoción. La ciudad amaneció ayer envuelta en un halo de tristeza y dolor tras conocer el inesperado fallecimiento de uno de sus empresarios más reconocidos, Elier Ballesteros Martín, a los 75 años de edad, tras sufrir un accidente de tráfico en la tarde del pasado jueves, a la altura de la fábrica de su propiedad en Toro, situada en la carretera N-122. El siniestro tuvo lugar sobre las 19.10 horas al colisionar frontolateralmente dos vehículos e, inicialmente, el balance del accidente de tráfico fue de tres heridos leves. De hecho, Ballesteros, que conducía uno de los turismos implicados en la colisión, abandonó el coche por su propio pie, aunque fue atendido por personal sanitario del centro de salud de Toro. Posteriormente, se decidió su traslado al hospital Virgen de la Concha de Zamora para que el empresario se sometiera a una exploración más exhaustiva, complejo asistencial en el que falleció de madrugada, al parecer, por una hemorragia interna.

La noticia de la muerte de Ballesteros se propagó como la pólvora en la ciudad donde, muchas conversaciones en la calle, comercios o bares, giraron en torno al triste desenlance. Muchos toresanos, recordaron ayer con pena a un "hombre bueno y generoso" que, durante muchos años, luchó y trabajó de forma incansable para conseguir la expansión de su empresa, dedicada a la venta de productos cárnicos y de embutidos. Otros, prefirieron hacer uso de las redes sociales para trasladar sus condolencias a su esposa, sus tres hijos y sus nietas. Padre de tres hijos, Ballesteros celebró el pasado mes de agosto sus bodas de oro con Antonia Barba, durante una gran fiesta en la que la pareja conmemoró una efeméride tan especial, arropada por familiares y amigos. Apenas tres semanas después, Ballesteros encontró la muerte en la carretera por la que tantas veces había circulado para dirigirse a su fábrica situada en las afueras de Toro.

Ballesteros comenzó a trabajar en el sector cárnico en la capital y, en 1964, decidió trasladarse a Toro, donde regentó un puesto de venta en el mercado de abastos. Posteriormente, la familia Ballesteros abrió la primera fábrica en la calle Capuchinos de la ciudad, donde los padres del finado contrataron a los dos primeros empleados. Años más tarde, la empresa abrió dos puntos de venta en Zamora y Valladolid y, en el año 1994, inauguró otra fábrica en Villardondiego en la que empleó a seis trabajadores. En el año 2000 abrió sus puertas una nueva tienda en la calle Tres Cruces de la capital y, en 2008, fue inaugurada una nueva fábrica y secadero en Toro, en cuyas inmediaciones se produjo el accidente que derivó en el trágico desenlace.

Al margen de su faceta como empresario, Ballesteros también se convirtió, con el paso del tiempo, en un magnífico embajador de los productos de Toro y de la provincia, gracias a su participación en incontables ferias, a nivel nacional e internacional. De hecho, la empresa preparaba en estos días su próxima participación en la feria agroalimentaria que se celebrará en Valladolid con motivo de sus fiestas.

La huella que deja Ballesteros en la ciudad es imborrable, sobre todo por su carácter luchador y porque consiguió, a base de trabajo y esfuerzo, alcanzar el sueño de convertirse en un referente y en un ejemplo a seguir en tiempos difíciles. Su valía y su apuesta decidida por la provincia, fueron reconocidas en el año 2014 cuando la Cámara de Comercio de Zamora concedió a Embutidos Ballesteros el premio Mercurio. Su hijo Elier Ballesteros Barba, es también un reconocido empresario que, siguiendo su estela, ha puesto en marcha nuevos proyectos como la apertura de un comercio en Salamanca y otro en la Puerta del Mercado de Toro, siguiendo con la expansión de la empresa, trabajo que compagina con la presidencia de la CEOE en la ciudad.

En el día de ayer, numerosos toresanos se acercaron a la capilla doliente, instalada en la funeraria Santa Marina de Toro para trasladar sus condolencias a la familia. La misa de funeral se celebrará hoy, a las 11.00 horas, en la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad y, acto seguido, se procederá a la conducción del cadáver del empresario, para su inhumación, al cementerio municipal de Toro.