El vino y los toros son los protagonistas absolutos de la tradicional fuente de vino, un festejo taurino que no podía faltar en las fiestas de San Agustín y que, un año más, suscitó el interés de aficionados y curiosos que no quisieron perderse esta cita obligada con la tradición. La histórica plaza de toros registró una buena entrada durante este festejo, en el que todas las miradas se dirigieron al centro del coso en el que fue instalada una gran cuba de vino, fijada en un soporte de mástiles de madera para que el recipiente se mantenga separado del albero. Jóvenes y no tan jóvenes saltaron con valentía al ruedo y se congregaron en torno a la cuba para intentar recoger el preciado vino, con el que acompañar la sabrosa merienda que nunca falta en la fuente de vino.

Otros aficionados prefirieron seguir el festejo desde la barrera, el callejón o el tendido para evitar posibles incidentes que pueden frustrar la diversión, cuando todavía quedan tres días de intensa fiesta en Toro. El riesgo y la emoción volvieron a fusionarse en la fuente de vino a la que no faltaron conocidos cortadores y algunos que empiezan a dar sus primeros quiebros. Incluso, en este festejo se dieron cita algunos espontáneos que, capote y muleta en mano, dieron algunos pases a los novillos, lo que dividió al respetable, ya que algunos ovacionaron a los jóvenes y otros pidieron que no se pierda la esencia de la fuente de vino.