Pretenden mostrar "al mundo" la identidad única de la variedad tinta de Toro y el potencial de los viñedos que se conservan en la localidad de San Román de Hornija. Bajo estas premisas, Diego Ribbert y Enriqueta Celemín, han fundado la bodega Legado de Orniz, cuya inscripción en el Consejo Regulador será aprobada en breve por lo que, tras esta nueva incorporación, la Denominación de Origen Toro pasará a contar con 62 industrias. Los promotores del proyecto, ingenieros agrónomos de profesión, se conocieron cuando el grupo Louis Vuitton Möet Hennessy adquirió Numanthia y Ribbert se trasladó desde Argentina a España para hacerse cargo de la bodega. En aquella época, Celemín trabajaba en Numanthia y, tras iniciar una relación sentimental, decidieron poner en marcha su propio proyecto. En principio, valoraron la posibilidad de construir su bodega en distintas zonas vinícolas del mundo como California o Argentina, aunque finalmente se decantaron por Toro. Desde el año 2010, Ribbert y Celemín elaboran sus vinos en las instalaciones de otra bodega de Toro. Los premios y la "gran acogida" que sus dos primeros vinos, "Epitafio" y "Triens", tuvieron entre los consumidores propiciaron que "pudiéramos crecer poco a poco, con la idea de abrir nuestra propia bodega".

Los dos vinos tintos se elaboran con uvas procedentes de viñedos de San Román de Hornija y se diferencian únicamente en la edad de las cepas, ya que el método de elaboración es el mismo, al igual que el tiempo de crianza en barrica. Sobre "Epitafio", Celemín reconoció que se trata de un vino "complejo" elaborado con uvas de cepas con una antigüedad que supera los cien años, mientras que el fruto utilizado para producir "Triens" procede de viñas con una edad que oscila entre 40 y 60 años. Tras la "buena acogida" de sus dos primeras creaciones, a petición de los consumidores que reclamaban un vino más sencillo y con un precio más bajo, Ribbert y Celemín, lanzaron en diciembre "Cindus", en cuya elaboración se han utilizado uvas de los mismos viñedos con las que se produce "Triens" y la única diferencia es que en barrica permanece menos tiempo, seis meses.

La aceptación de los tres vinos de Legado de Orniz ha contribuido, según explicó Celemín, a que el proyecto de construir una bodega propia y familiar sea una realidad. El lugar elegido para edificar la nueva industria es una parcela de San Román de Hornija, en un paraje privilegiado desde el que se puede disfrutar de las vistas del valle de la localidad vallisoletana. En cuanto a su capacidad, la bodega tiene unas dimensiones reducidas ya que, por el momento, "elaboramos directamente el vino que necesitamos", aunque, para el próximo año los promotores del proyecto tratarán de ampliar la nave de barricas para la crianza de sus vinos.

El próximo mes de septiembre, Ribbert y Celemín realizarán la vendimia en sus propias instalaciones lo que, además de abaratar costes como el del transporte, permitirá aportar calidad a sus vinos, ya que las uvas serán trasladadas directamente y en pequeños remolques a la nave, aunque también podrán llevar a cabo micro vinifaciones. La bodega, según sus promotores, es autosuficiente ya que la energía se obtiene de placas solares y el agua de un pozo de sondeo, infraestructuras que han encarecido su construcción aunque también han supuesto una mayor inversión en "tiempo" y en estudios técnicos. Legado de Orniz cuenta en la actualidad con una decena de hectáreas de viñedo que se localizan en su totalidad en San Román de Hornija.

En cuanto a la elección del nombre de la bodega, Celemín reconoció que antiguamente Hornija se denominaba Orniz, por lo que "hemos querido mirar atrás y rendir un homenaje a la herencia familiar y a un legado basado en el respeto y un profundo conocimiento de estas tierras para que hoy disfrutemos de su potencia y equilibrio natural, permitiendo a nuestra centenaria tinta de Toro expresar su identidad única en el mundo".