-¿Está satisfecho con la obra "San Julián?

-De momento he conseguido que se conozca la figura de san Julián, uno de esos santos zamoranos de los que no había representación. Me gustaba la idea, aunque el personaje es de esos que no tiene visos de haber sido real. Oí la leyenda y me gustó la idea del leproso al que no quieren montar en la barca para cruzar el río y lo hace a lomos de san Julián. Elegí un tronco podrido para representar al leproso y no quise borrar la impronta del árbol.

-La pieza ocupa un lugar simbólico en la iglesia del Santo Sepulcro, justo antes de Cristo Resucitado de Antonio Tomé, la última figura de Aqva...

-La han situado en un lugar de privilegio, inmerecido, está en una ubicación ideal. Es una obra que hice ex profeso para la muestra de Las Edades del Hombre y, ahora mismo, no sé dónde irá tras la exposición. Se ha hecho deprisa, pero el concepto ya está ahí.