El venerado Cristo de la Expiración ya descansa en la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, hasta donde fue trasladado desde la Concepción por los hermanos de la asociación del Santo Sepulcro y la Soledad y de la cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de Campanilla.

La imagen recorrió la distancia entre los dos templos cubierta por un plástico, pues el cielo amenazaba con llover. El Cristo de la Expiración pasará el año en su nuevo templo ya que su lugar de emplazamiento habitual, la iglesia del Santo Sepulcro, hará las veces de museo mientras dure la exposición Aqva de Las Edades del Hombre.