La muy probable previsión de lluvia llevó ayer a las Damas de la Soledad en conjunción con la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanillas a tomar la decisión de suspender la procesión de la Soledad que tenía que salir anoche de la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina.

El acto había empezado con el Vía Crucis y la bienvenida a las nuevas hermanas y media hora más tarde la presidenta de las Damas, Carmen González, anunciaba en la propia iglesia la decisión de suspender el desfile. Después los hermanos de Jesús Nazareno cargaron la imagen de la Virgen y bailaron al ritmo de una marcha tocada por "La Lira" en una iglesia abarrotada de gente. Posteriormente cantaron la Salve y se cerró el acto al grito de "viva la Virgen de la Soledad".

Las presidenta de las Damas agradeció tanto la presencia de los asistentes como a los integrantes de la Asociación del Santo Sepulcro y la Soledad que tenían previsto sacar a la puerta de la iglesia de la Concepción al Cristo Yacente para que saludar a su Madre durante la procesión.

Durante el Viernes Santo falleció Jesús de Nazaret y su madre quedó desamparada. Un dolor por la pena del hijo muerto que en su velar la ciudad de Toro acompañó a la Virgen en este duro trance. Acompañamiento con el apoyo de sus hijas, las integrantes de la Asociación de las Damas de la Soledad, que no quisieron dejar sola a su madre en este fatídico momento. El apoyo que las componentes de la asociación se realizó a través de la vela.

Pasajes bíblicos

De esta forma y como marca la tradición del Sábado Santo, se celebró la vela a la Virgen en la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina, desde las 11 horas, que contó con la presencia de sus damas así como de habitantes de la ciudad y forasteros que acudieron al templo toresano a lo largo del día para compartir su dolor con la virgen de la Soledad al igual que realizarían con cualquier convecino. Además, durante el velatorio se leyeron pasajes bíblicos en torno a la figura de la Virgen a cada hora en punto.

En la jornada la Virgen de las Angustias, triste y austera como marca la tradición castellana, vestía de negro azabache al igual que sus damas. Un color que marca el luto por la pérdida de un ser querido y que se convirtió en habitual en las vestimentas a lo largo de la vela.