No todas las piezas que exhiben las exposiciones de Las Edades del Hombre han llegado a los pasillos de la muestra en ese estado impecable, característico de la muestra. Algunas finalizan entonces una larga estancia en el taller de restauración, ubicado en el edificio que alberga la sede de la Fundación, el monasterio vallisoletano de Valbuena. Allí son estudiadas, documentadas y, finalmente, tratadas con los criterios de la restauración moderna para cumplir el objetivo que Las Edades busca desde hace más de dos décadas: poner en valor el patrimonio de las diócesis de Castilla y León.

Durante el proceso de restauración, los profesionales experimentan distintos estados de ánimo: de la responsabilidad que conlleva tratar con obras de maestros como Gregorio Fernández a la satisfacción final de encontrarse con las manifestaciones artísticas en todo su esplendor dentro del recorrido temático que ofrece cada edición. "No podemos quejarnos de los autores que pasan por aquí" , reconoce Silvia Lorenzo, responsable del taller. Ahora mismo, en plena "carrera" para la inauguración de Aqva, en el espacio conviven artistas como el propio Fernández, Alejandro Carnicero o Luis Salvador Carmona. "Son nombres que a los restauradores nos llenan, además de ser piezas agradecidas porque técnica y materialmente son las que mejor están hechas" , precisa la directora.

Las exposiciones de Las Edades, desde la etapa inicial de las catedrales, siempre precisaron de restauradores. Pero no fue hasta el año 2002 cuando la "mudanza" de la sede a Santa María de Valbuena permitió habilitar el taller, que desde entonces ha trabajado con centenares de obras de arte. El espacio no cuenta con los sofisticados medios del Centro de Simancas -que tantas obras de Semana Santa ha devuelto recuperadas a Zamora-, pero sí con las herramientas necesarias para, por ejemplo este año, tratar una treintena de representaciones, con una dotación presupuestaria superior a los 100.000 euros.

El equipo de Silvia Lorenzo recibe encargos durante todo el año, pero algo ha cambiado en el mundo de la restauración. "Las obras cada vez llegan en mejor estado. Parece como que hubiera una mayor conciencia sobre la conservación de los bienes" , explica la responsable. En Valbuena, esculturas y pinturas pasan revista. Entonces, "vemos en qué situación se encuentran y qué tipo de tratamiento precisan" , añade. Al taller llegan pinturas y esculturas, trabajados con diversas técnicas como la pintura sobre tabla o cobre, el lienzo o la escultura en madera o piedra.

La temática de los bienes varía, sobre todo, en función de la muestra en curso. Tal y como explican los restauradores, el trabajo fundamental de 2015 estuvo centrado en la recuperación de la iconografía de Santa Teresa, como parte inherente de la exposición "Teresa de Jesús, maestra de oración" . Así que esta temporada predomina todo lo relacionado con el agua en el universo cristiano. Pero también se benefician las propias sedes, en este caso, la Colegiata de Santa María de Toro, cuyo retablo mayor está siendo intervenido.

Una vez estudiadas, documentadas y fotografiadas -alimento de un copioso archivo desarrollado durante más de una década- los restauradores aplican los criterios de la profesión. "Son normas, no ya asumidas por nosotros, sino por toda la sociedad" , asegura Silvia Lorenzo. Habla de aspectos como evitar las "falsificaciones" , ejecutar tareas "reversibles" , que cualquier labor se distinga de la obra y, en último término, evitar invadir la pieza original.

Así es como han pasado con éxito por el taller de Valbuena de Duero obras emblemáticas, como La Inmaculada Concepción, una pintura de Murillo para el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz. Y otras destacables por su mal estado, como "un lienzo sobre san Martín partiendo la capa" que "conseguimos reconstruir y devolverle la forma del lienzo" , explica Lorenzo.

Y llega el último capítulo: disfrutar del resultado. Porque para los profesionales del centro es "muy emocionante" ver las obras tratadas, que "han sido algo tuyo" , integradas ya en la exposición, con el sello impecable de Las Edades. Así será el próximo mes de abril, cuando la Colegiata abra las puertas de Aqva.