"La herencia de la Edad Media y del siglo XVI en Toro provocó una decadencia de población en el siglo XVII generando un proceso de ruralización de la economía y la sociedad. Una evolución marcada por las epidemias y la emigración de las clases altas en busca de prosperidad a otros núcleos de población que motivó que la ciudad centrara su actividad profesional en el sector primario".

Esta es una de las valoraciones que realizó María Isabel Pérez López, licenciada en Geografía e Historia y profesora en el instituto Ramos del Manzano de Vitigudino, durante la conferencia "Toro en la Edad Moderna. Aproximación a la historia de los siglos XVI, XVII y XVIII" que impartió el pasado viernes en la Casa de la Cultura de la ciudad dentro del ciclo de ponencias sobre la historia de la ciudad que organiza Proculto.

Durante la exposición Pérez López analizó la demografía y las estructuras socio profesionales en Toro durante dicho periodo. De esta forma, para mostrar la evolución de la ciudad la ponente utilizó diversos dibujos realizados por el artista belga Antón van den Wyngaerde en 1570 quien realizó varios viajes por España, por orden de Felipe II, para ilustrar al monarca el estado de las ciudades.

Esta fuente refleja fielmente el estado y morfología de las murallas, el elevado número de parroquias,las diversas plazas existentes en la ciudad como la de la Colegiata o la Plaza Mayor que se empieza a configurar en el siglo XVI así como de las casas de la nobleza y los artesanos.

Una explicación de laevolucióndemográfica de la ciudad durante esos años para la que Pérez López también utilizó diversos documentos oficiales como impuestos, padrones fiscales, libros sacramentales. Unos escritos que como explica Pérez López "hacen difícil el cálculo exacto de habitantes dado que hay registros que determinan las unidades familiares (cabezas de familia) que hacen más difícil el determinar una cifra exacta de ciudadanos. Aun así, en la década de los setenta del siglo XVI se tiene constancia de que Toro tenía alrededor de 12.000 habitantes".

Además, otra de las fuentes documentales que utilizó Pérez López para abordar dichos cambios fue el catastro del Marqués de la Ensenada de 1752. Un documento que como aseguró esta licenciada en Geografía e Historia "aporta mucha información tanto de la sociedad como de la economía de la ciudad en esos años. Dichos textos reflejan la división socio profesional de los habitantes entre campesinos, artesanos o nobleza".