El esfuerzo, las ganas de colaborar y, sobre todo, la generosidad de sus voluntarios han convertido a la Asociación Española contra el Cáncer en un modelo a seguir. Con el objetivo de ampliar su formación, la sede de la Junta Local acogió ayer un curso, impartido por la psicóloga de la asociación en Zamora, María Montejo, y la coordinadora de voluntariado de la junta provincial, Ana Moreno, curso dirigido a voluntarios y "corresponsales" en diferentes localidades de la comarca, aunque también asistió el presidente, Ángel García. Durante este curso, Montejo recordó a los participantes la labor que desarrolla la Asociación Española contra el Cáncer porque, como matizó, son los voluntarios quienes, en numerosas ocasiones, se encargan de dar a conocer los recursos de la entidad y de detectar las necesidades de personas que están recibiendo tratamiento o que hayan sido operadas recientemente.

Así, durante su alocución la psicóloga incidió en los diferentes programas de la asociación, tales como la atención psicológica a enfermos y familiares o la atención social, aunque también recordó otros recursos como la posibilidad de que los pacientes que reciben tratamiento en otras ciudades como Salamanca, Madrid o Barcelona puedan alojarse en pisos de la entidad. Del mismo modo, según Montejo, la asociación cuenta con otros recursos como el préstamo de sillas de ruedas, de camas articuladas o de pelucas, aunque también facilita la primera prótesis de algodón a mujeres mastectomizadas. En este curso de formación, la psicóloga también recordó los "valores" de la asociación o su código ético y de transparencia.

En la actualidad, según Montejo, la Asociación Española contra el Cáncer cuenta en la provincia con alrededor de 180 voluntarios que desarrollan distintas funciones. Para formar parte del colectivo de voluntarios, la Asociación Española contra el Cáncer realiza una entrevista a los interesados y, en función de su formación y de otros aspectos, se encargan de determinadas tareas. Así, como matizó Montejo, "casi cualquier persona podría hacer un voluntariado general" que se basa en participar en campañas informativas, como la que se ha desarrollado recientemente en los centros de salud de la provincia, o en otras iniciativas preventivas como el reparto de cremas de protección social durante el verano en las piscinas. Otros voluntarios realizan su trabajo en centros hospitalarios y, en estos casos reciben una formación específica, aunque también realizan prácticas con otros colaboradores con más experiencia. Esta formación también es necesaria en el caso de las personas que realizan un voluntariado en domicilios y en el de los colaboradores que trabajan con pacientes en cuidados paliativos. Por otra parte, la psicóloga reconoció que muchos de los voluntarios son personas que han conseguido superar la enfermedad y que, tras sentirse reconfortados por la ayuda recibida, quieren colaborar. Además, destacó que la Asociación cuenta con otros colaboradores que, de forma puntual, ayudan en campañas y otras actividades. En próximas fechas, la Junta Local organizará un nuevo curso de formación dirigido a voluntarios en domicilios.