Mordaz, irónico y, sobre todo, brillante. De esta manera podría definirse el pregón que en la noche de ayer ofreció el grupo de teatro "Tespis" en el Latorre y que sirvió para inaugurar por todo lo alto una nueva edición de las fiestas de carnaval. Los integrantes de la compañía demostraron que el escenario es su hábitat natural, en el que se desenvuelven como nadie y ofrecieron un gran espectáculo que hizo vibrar al público que llenó el teatro.

Tras una cordial bienvenida, los miembros del grupo ofrecieron una divertida coreografía a la que, sin dudarlo, se sumó el público. El animado baile sirvió de introducción a LIX edición de los prestigiosos Premios "T&T" con los que fueron distinguidos actores y actrices que, entre el público, esperaban impacientes el veredicto de la Academia. El presentador, Roberto Alonso, ataviado con elegante capa castellana, disculpó la ausencia de representantes de la Casa Real y de otros responsables políticos, a la vez que agradeció la presencia en el teatro de las autoridades locales.

Acto seguido, comenzó la entrega de premios y, el primero, concedido a Saturnino Calleja como actor revelación, fue recogido por su primo, Amador Herrero Calleja, que, se encontraba entre el público. El siguiente galardón fue entregado a una actriz encarnada por Ana López que, con dos copas de más, necesitó ayuda para subir al escenario y que reprochó a la Academia el premio como mejor intérprete revelación, tras muchos años de trayectoria profesional. Más emocionada, recogió el premio la mejor intérprete femenina de habla extranjera, Tamara Andrés, que ofreció un largo discurso en inglés plagado de agradecimientos. El último galardón fue recogido por la mejor actriz de reparto, Conchi Vergel, que, con cierto rencor, aseguró que durante su larga carrera podría haber interpretado numerosos papeles de protagonista. Tras la entrega de premios, llegó el turno de la presidenta de la Academia, encarnada por Carmen Martínez, quien fue la encargada de cerrar el acto y dar lectura al pregón oficial del carnaval de Toro. Durante este discurso final, Martínez recordó los años en los que, a Don Carnal, "no se le permitía que inundara el espíritu de la gente con desenfado" cuando, como precisó, "hasta Doña Cuaresma solía ser menos estricta que esas personas que creyéndose en posesión de la verdad absoluta, se dedicaban a prohibir, a tachar de inmoral las aptitudes festivas del pueblo".

Tras recordar esa etapa de la historia, Martínez pidió al público que dejara "volar a la fantasía por unas horas, que nada sea real, probemos a disfrazar la realidad de risas, con luminosos y hermosos colores" porque, "Don Carnal nos lo consiente y nos aplaude por ello". El pregón dio paso a la fiesta de los años 60. Muchos toresanos buscaron en armarios y baúles prendas de vestir de esa década para disfrutar de la música propia de los 60 en la carpa y en los discobares. Canciones de Los Brincos, El Dúo Dinámico o Karina, hicieron bailar a los toresanos hasta altas horas de la madrugada.