El sector vitivinícola encara el primer mes del nuevo año con augurios de mayor movimiento de compra-ventas, en un momento de estabilidad en los precios, pero con incertidumbres por la cambiante climatología, los cambios normativos y la extensión de la enfermedad de la "yesca".

Desde una de las mayores cooperativas europeas, El Progreso de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), su presidente, Cesáreo Cabrera, destaca la estabilidad de precios actual y que esperan que repunten las compras de vino desde finales de enero y febrero, después de las semanas de tranquilidad propias de las últimas festividades, tanto en España como internacionales.

Cabrera resalta el equilibrio alcanzado en el mercado vinícola, ya que no hay grandes existencias y la próxima vendimia se presume "corta" después de dos años de sequía, con lo que tampoco parece probable que vaya a sobrar vino en este ejercicio.

La preocupación por la climatología es mayúscula porque al estrés hídrico acumulado se suma el miedo a los "bajones" térmicos.

Pedro Alcolea, presidente de Asaja-Socuéllamos -zona que es uno de los mayores viñedos del mundo- explica que las viñas han tenido movimientos de savia, por lo que si llegaran heladas en las próximas semanas -muy probables dadas las fechas- podría quedar afectadas las yemas principales,que determinarán luego la carga de racimos, lo que comprometería la producción durante la próxima vendimia. "Si ahora caen mucho las temperaturas podríamos tener daños irreparables en las yemas", que luego derivarán en lo que se conoce en el campo como "yemas ciegas o yemas negras", señala Alcolea.

En su opinión, hay muchas probabilidades de que esta situación se produzca en el interior de la Península, más aún en aquellas explotaciones en las que se hicieron podas tempranas. Recuerda que las vides arrastran años muy secos y que, pese a que es uno de los cultivos más resistentes, padecen cierta "debilidad" y se plantean ahora problemas de fertilidad de cara a la próxima recolección.

Fuentes del sector primario no ocultan que un problema con la brotación y formación de racimos podría lastrar los resultados de la vendimia 2016 en cuanto a producción, aunque subirían los precios.

Por otra parte, también hay honda preocupación entre algunos agricultores que pensaban arrancar viña para replantar durante este año y, al no enterarse de la entrada en vigor en enero del nuevo sistema de autorizaciones de plantaciones, se les han pasado los plazos en los que tendrían que haber comunicado a la Administración su intención, lo que añade nuevos frentes en el campo manchego.

La responsable del sector de vino de UPA-UCE Extremadura, Catalina García, cree que el mercado del vino y los precios se han reactivado, pero echa en falta un mayor reequilibrio en la distribución del valor del producto. En la última campaña, según García, se pagaron "precios irrisorios" a los agricultores pese a la óptima calidad de las uvas, unos valores que ni tan siquiera cubrían sus costes.

Los viticultores extremeños que han entregado a cooperativas podrán participar de esta mejora de ingresos tras la recuperación del mercado del vino, pero no así los que vendieron a bodegas privadas, que serán las que obtendrán estos beneficios, apunta.

UPA-UCE suma su preocupación por la extensión de la "yesca", una enfermedad de la madera, muy generalizada, que provoca que la planta se marchite.