"Quiero vinos de más de 500 dólares botella". Así, con esa fuerza llegan algunos clientes a Teso la Monja. Y la bodega los tiene, claro. De más. El que lleva el nombre de la firma se vende a 1.172 euros. Menos de 800 botellas salen al mercado cada año. Y se agotan. "Hay quien llega y dice "quiero todas", pero no, hay que cumplir con los clientes habituales y regular", aclara Miguel Ángel Eguren, quien justifica el alto precio del vino top de la bodega: "Nos dimos cuenta de que teniamos la misma calidad o más que los vinos franceses o italianos de alta gama, por eso dijimos, pues vamos a igualarlos también en precio; y se venden muy bien, siempre bajo la premisa de cuidar al máximo su exquisitez". La joya se nutre de un majuelo de menos de dos hectareas prefiloxérico, mimado por las formas de cultivo biodinámicas. Vino de pago, de terruño, de sentimiento. Vendimiado en cajas, a baja temperatura para que conserve todos los aromas. Seleccionado uva a uva, fermentación en frío y después en tino de madera abierto, aquí con estrujado manual, maloláctica y crianza en barricas de roble francés nuevo. El resultado, extraordinario, se viste de campanillas. Vuelve loco al mercado.