Una visita teatralizada y cargada de sorpresas, una cata entre tinieblas y una cena "monstruosa". Este fue el "menú" de "La noche del último brindis", organizada por el Museo del Vino de Pagos del Rey en Morales de Toro para celebrar la fiesta de Halloween, en la que el misterio que rodea a la noche de los difuntos y el vino combinaron a la perfección.

El éxito de esta iniciativa, celebrada en la noche del pasado sábado, fue tal que los responsables del Museo del Vino no han dudado al calificarla como "una de las veladas más apasionantes del año" por lo que, con toda seguridad, tendrá continuidad el próximo año. "La noche del último brindis" comenzó con la recepción de los participantes y con una visita guiada muy especial por el jardín del recinto, el museo y la sala de barricas, recorrido en el que el hilo conductor fue la relación que existe entre el vino y la muerte.

Los mitos, leyendas y anécdotas estuvieron muy presentes en esta visita guiada, interrumpida en algunos tramos por terroríficas sorpresas en las que colaboró David Olalla, y que mantuvieron en alerta a los participantes. Además, el Museo del Vino cuidó al detalle la iluminación y la decoración del recinto, con el fin de contagiar a los visitantes del misterioso ambiente de la noche de Halloween. Una vez concluida la visita teatralizada, los participantes pudieron disfrutar de una degustación de vino muy especial, una "cata entre tinieblas", dirigida por el enólogo Carlos Gallego.

Con el formato propio de una cata a ciegas, en la que se utilizan copas de color negro para no desvelar las características de los vinos, los participantes probaron cinco caldos elaborados por Pagos del Rey y pudieron apreciar las diferencias entre ellos. Los vinos elegidos para esta "cata entre tinieblas" fueron maridados con tapas elaboradas con productos de la huerta de otoño. "Dedos mutilados de vendimias" o "Calabacín relleno de lápida", fueron algunos de los pinchos que los participantes en "La noche del último brindis" pudieron degustar durante una cena cargada de sorpresas y sustos.

Por otra parte, los niños también pudieron disfrutar ayer de una divertida iniciativa promovida por el Museo del Vino de Morales de Toro, el taller "Hay un monstruo en mi botella". De la mano del departamento didáctico de Lego, Educaingenio, niños y niñas con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años, aprendieron a crear, diseñar e imprimir sus propios cómics e historias con figuras de Lego. Juego, creatividad y tecnología se fusionaron a la perfección en este taller en el que los niños disfrutaron de una actividad diferente y, sobre todo, muy divertida.

El Museo del Vino acaba de cerrar las actividades para adultos y niños que albergará durante los meses de noviembre y diciembre, con el objetivo de fomentar la cultura del vino. De hecho, el museo es el reflejo del pasado, presente y futuro de la viticultura y una gran apuesta por la difusión de un sector vital para la economía de la comarca.