La tradición y la vendimia volvieron a mezclarse un año más para hacer viajar a los habitantes de Toro y visitantes al pasado. Un regreso a la antigüedad donde las calles volvieron a destilar el olor a uva gracias al tradicional desfile de carros engalanados. Un evento que este año celebraba su cuadragésimo tercera edición de un espectáculo que hoy en día es un reclamo turístico y que comenzó siendo la idea de un grupo de amigos que decidieron evocar el pasado de una de sus tradiciones más queridas con un desfile de dicho oficio.

El día se presentaba nublado y con la posibilidad de que apareciera la temida lluvia. Por ello, durante el desfile los asistentes iban en su mayoría ataviados con ropas de abrigo y paraguas. Sin embargo, el tiempo respeto la jornada festiva en Toro ya que durante toda la jornada matutina no hubo precipitaciones.

Este año, alrededor de cincuenta carros engalanados recorrieron las calles de la ciudad caracterizados a la vieja usanza en la que los participantes al mismo iban ataviados con los ropajes típicos de la época de la vendimia donde las polainas, las faldas o los pañuelos distinguían a las mujeres mientras que el género masculino portaba los ropajes realizados de pana y las boinas para cubrir sus cabezas.

Además, los carros portaban desde los aperos de la vendimia, las uvas recolectadas en las viñas de la zona de Toro u otros productos alimenticios como hortalizas, embutidos así como panes caseros que emulaban los tradicionales menús de la época de la recolección de la vid. Un desfile donde dichos carruajes fueron movidos por burros, mulas y caballos al igual que se realizaba antiguamente en la ciudad.

Durante el mismo también desfilaron las parejas y los grupos de vendimiadores que acompañaron a los carruajes y en el que los mismos portaban cestas de alimentos formadas por dulces, embutidos o torreznos así como las tradicionales botas de vino que se utilizaban antiguamente en la campaña de vendimia. Unos productos que, una vez concluida la ruta realizada por la ciudad, dichos participantes ofrecieron a los asistentes para que estos degustarán el almuerzo típico del vendimiador haciendo partícipes a los mismos de una festividad donde reinó la diversión y las bromas entre el público y los protagonistas del evento.

La música animó dicho pasacalles con la actuación de grupos locales además de otros llegados de diversas localidades que a través de sus canciones y sus bailes populares crearon, junto con la procesión de carros engalanados, una atmósfera de tradición e historia que permitió a la ciudad respirar de nuevo un pasado no tan lejano.

Un desfile que comenzó en la plaza de San Francisco, punto de inicio que continuó por diversas calles de la localidad como Rejadorada, el Sol, la Plaza de Santa Marina donde se dio una vuelta a la misma para continuar por la Puerta del Mercado que sirvió de antesala al punto final en la Plaza Mayor donde los vendimiadores y sus carros se entremezclaron con los toresanos y visitantes que acudieron a esta jornada festiva, entre ellos la presidenta de la Diputación, Mayte Martín Pozo.

Una festividad que cada año cuenta con un mayor número de adeptos a la misma que acuden a la ciudad de Toro para revivir y evocar a través de eventos como el tradicional desfile de carros engalanados una festividad que, a día de hoy, se ha convertido en un referente turístico de las tradiciones tanto de la provincia como de la geografía española.