Emocionado y agradecido por haber sido elegido pregonero de la Vendimia de Toro, el pintor y escultor, Antonio Pedrero, inauguró ayer una nueva edición festiva en el teatro Latorre, con un discurso cargado de recuerdos y con el que demostró su pasión por una ciudad que descubrió en el año 1952, de la mano de su maestro, Daniel Bedate, pintor toresano a quien dedicó sus palabras.

Pedrero inició su discurso reconociendo que, "no soy enólogo ni bodeguero, aunque el mundo del vino lo llevo muy dentro", desde que sus padres se dedicaran a la hostelería para, acto seguido, recordar cuando, con solo 13 años, descubrió Toro gracias a una excursión organizada por Daniel Bedate quien, junto a José María Castilviejo, "fueron los conductores de ese germen inigualable del arte zamorano", en referencia a la Escuela de San Ildefonso.

Era el mes de abril de 1952, rememoró el pregonero, cuando el grupo de alumnos llegó a la estación de Toro y "un señor con un guardapolvo gris vendía un pliego de coplas", que el maestro Bedate compró para repartirlas entre los escolares. Las coplas incluían una canción dedicada a Toro que los niños aprendieron en su recorrido, desde la cuesta de la estación hasta a ciudad. Este "himno" dedicado a Toro volvió a sonar ayer en el acto del pregón, interpretado al piano por David Rivas y entonado por el público que se congregó en el teatro. Tras este recuerdo musical, el pregonero retomó su discurso y confesó que, desde aquella primera visita, "me sentí como un toresano más". "He dicho más de una vez que, de no vivir en Zamora, viviría en Toro para poder perderme por sus calles, monumentos y rincones y para contemplar su vega que es tan atractiva y cambiante como el mar, que nos invita a viajar y soñar más allá de su horizonte infinito", prosiguió Pedrero.

Este nostálgico preámbulo dio paso a la invitación expresa del pregonero a participar en la Vendimia, fiesta que calificó como "uno de los grandes valores toresanos", junto a su "afamado, único, singular y potente vino de la tinta de Toro". Reconoció Pedrero que siempre ha creído que Toro y su vino "merecen una mayor universalidad", objetivo que, a su juicio, está más cerca gracias a las bodegas de la zona y a los premios que sus caldos cosechan en los más importantes certámenes del mundo. Para el pregonero, este reconocimiento supone un orgullo para los toresanos y las toresanas a quienes definió como "personas solidarias como pocas, que saben vivir en la calle" y de las que destacó su hospitalidad. Ante el público congregado en el teatro, confesó que conoce la fiesta de la Vendimia desde sus orígenes cuando "tímidamente acudían algunas gentes ataviadas con los carros engalanados, más bien pocos y su ejemplar ilusión como bandera". Ya entonces, se sorprendía porque la ciudad de Toro, a pesar de la fama internacional de sus vinos, no contara con una fiesta "a la altura". "¿Verdad amigo José Luis Parra que estés donde estés es cierto lo que digo", subrayó el artista zamorano, quien recordó con cariño al fotógrafo toresano y "al bueno de Agustín Asensio", fallecidos en un trágico accidente, "en uno de los días más tristes que he vivido en Toro y en mi vida". A renglón seguido, destacó que "se dice que en Toro hay dos ciudades, la que contemplamos y la oculta", en referencia a sus bodegas subterráneas que sustentan la villa y en las que "envejece el corazón, la sangre y el espíritu toresano". En su alocución, el artista invitó a los toresanos a que "saciados del momento cumbre" de la fiesta de la Vendimia, en una clara alusión al desfile de carros engalanados, se acerquen a contemplar el río Duero desde el Espolón e imaginen otra comitiva, esta vez irreal, con la que evocó a "singulares personajes toresanos". El primero de los carros del surrealista desfile sería el dedicado a la historia, "con el admirado José Navarro Talegón al frente", ayudado por el ex cronista de la ciudad, Francisco Ruiz del Árbol.

El segundo carro, el dedicado al arte, estaría presidido por Delhy Tejero, "la pintora más importante y universal de Zamora" y, para cuyas obras, "espero que algún día Toro construya un gran museo". La pintora toresana estaría acompañada de Teresa Díez, los hermanos Tomé, Pinilla, Matilla, Adeva o Daniel Bedate, "a quien Toro y Zamora deben un magna exposición y un reconocimiento a su obra y a su labor docente".

La literatura estaría presente en el tercer carro de este desfile imaginado por el pregonero y en el que desfilarían, Luis Ulloa Pereira, Carlos Latorre o Amador Carral. Para Pedrero, el colofón de este desfile sería el carro relacionado con la música, "con un magistral Jesús López Cobos, de pie dirigiendo a Mozart o Vivaldi", acompañado por La Lira, la Rondalla, Jesús de la Sota, David Rivas o Casimiro García "como garantes de una evolución musical toresana que no cesa" y de la cantante María Salgado. Con este desfile "soñado", Pedrero cerró un discurso en el que no olvidó referirse a la designación de Toro como sede de la exposición Las Edades del Hombre y con la que "se hace justicia al importante legado toresano y a su papel en la historia". Por último, pidió a las distintas instituciones, bodegueros y ciudadanos que "aúnen esfuerzos" para que Toro pueda contar en un futuro con un monumento dedicado a su vino. Para el artista, este monumento sería, "un reclamo trascendente para el patrimonio y el recuerdo permanente al motor de esta tierra: el vino y sus gentes". Una vez concluido su pregón, Pedrero recibió de manos del alcalde y del presidente del Consejo Regulador, Tomás del Bien y Amancio Moyano, sendos obsequios. El pintor, Jesús Pinilla, se sumó al reconocimiento con la entrega de un grabado al artista. Por su parte, la asociación de fibromialgia regaló a sus dos hijos, Rafa y Ana, y a su esposa, Luisa Rojo, dos cestas de vendimia. Durante este acto, el alcalde también entregó un obsequio al director de La Rondalla, Miguel Oncalada, por colaborar en el acto inaugural de la fiesta.