Feliz y con ganas de encontrarse con su querida ciudad de Toro. Así se encuentra el pintor y escultor zamorano Antonio Pedrero, elegido pregonero de las fiestas de la vendimia de este año, en los días previos al comienzo de las mismas en los que ultima los detalles del discurso sobre una fiesta que vio nacer.

-Tras haberse hecho público que usted de será el pregonero, ¿Cómo lleva el peso de esa responsabilidad?

-Me agradó mucho. Estaba un poco asustado por la responsabilidad y tras pensarlo un poco, acepte de buen grado porque me apetece mucho.

-Usted vivió el comienzo de la fiesta de la vendimia, ¿cómo lo ha vivido?

-Sí. La fiesta de la vendimia también estará dentro del discurso ya que yo conozco esta festividad desde los inicios. La fiesta ha cambiado muchísimo ya que antes eran muy pocos carros y los participantes tenían más ilusión que acierto. Poco a poco la fuerza popular ha ido haciéndola cada vez más importante transmitiendo las características de una ciudad castellana con sus costumbres a la espalda. En este sentido, muchas veces iba a Toro a perderme por sus calles pero también para ver a mi gran amigo José Luis de la Parra y yo le comentaba el hecho de que Toro no tuviera una fiesta de la vendimia acorde con la calidad de su vino y su fama de la que posteriormente él fue uno de los impulsores.

-¿Qué es Toro para Antonio Pedrero?

-Es la primera ciudad que yo visite y fue a los 13 años. Nos llevaron de excursión mis maestros Daniel Bedate, que era toresano, y José María García Fernández "Castilviejo". A mí me maravilló la ciudad. Era la primera que veía pero poseía una riqueza, un carácter, una nobleza en sus calles, casas y monumentos que a mí me entusiasmó. Desde entonces he sido un enamorado de Toro hasta el punto, como ha dicho más de una vez, de que de no vivir en Zamora residiría posiblemente en esta ciudad.

-Usted empezó desde muy pequeño a interesarse por la pintura y escultura ¿Por qué?

-Yo desde pequeño siempre estaba dibujando incluso en las clases, en ocasiones, el profesor me llamaba la atención por estar dibujando y no atender a sus explicaciones. Desde siempre tuve esa inclinación y siempre supe que sería mi camino. La posguerra era una época muy difícil para que esto fuera un medio de vida aunque peleé contra viento y marea porque era mi verdadera vocación.

-¿Por qué estudio Arte?

-Ésa vocación fue la que me llevó a estudiar arte en la escuela de San Ildefonso donde se ha hecho una tarea impagable. Aquellos años dicho centro reunió a grandes artistas como Ramón Abrantes, Tomás Crespo o Alberto Latorre y, sobre todo, los maestros Daniel Bedate y José María Castilviejo. Para mí, dentro de la escuela, Bedate era como la madre de la familia, por el mimo y el tacto de su trato, y Castilviejo era el padre ya que era enérgico e impulsivo y era el que realmente echaba las broncas. (Risas)

-¿Cómo fueron sus inicios como artista?

-Mis inicios como pintor son una inclinación personal. Yo comencé dibujando los pasos de Semana Santa que para mí han sido el germen principal de mi vocación. El ver los pasos desfilar por la calle y la realidad que transmitían obras como las de Ramón Álvarez a mí me impresionaban. Algo que sorprendente para un crío. Luego yo los representaba con barro en casa e incluso da alquitrán de las calles ya que se moldeaban con el calor. Con ellos me divertía con amigos como Alberto Latorre jugando a las procesiones.

-¿Qué le llevo a la enseñanza?

-Yo siempre la he sentido como propia. Tras acabar mis estudios en la escuela de San Fernando, esta otorgaba el título de profesor de dibujo destinado a institutos u otros centros y yo comencé dando clase en el museo a compañeros y amigos sin cobrarles. Yo acudía al mismo y los preparaba según mi metodología. Una profesión vocacional pero cuando adquiría una plaza fija también estaba el componente económico que te permite cierta estabilidad personal.

-¿Cuál es el estilo artístico de Antonio Pedrero?

-Es un estilo figurativo con una modernidad interna en los esquemas de composición así como los planos de pintura estudiados en forma abstracta. A mí siempre me llamó ese tipo de estilo. Sin embargo yo no puedo representar una cosa sin saber realmente lo que es y por lo tanto de la realidad he sacado mis propias creaciones. Se puede decir que mi estilo es la nueva figuración o un figurativo moderno.

-¿Pintura o escultura?

-Las dos. Para mi existe lo que se podría llamar un pilar madre que es el dibujo y del que sale de las diferentes vertientes como son la pintura, la escultura o incluso la arquitectura. He compaginado tanto escultura como pintura aunque la cercanía con mis instructores, que eran pintores mesa, me hizo decantarme por la pintura en un principio. Aun así, yo siempre he sentido devoción por la escultura y muchos críticos han apreciado en mi pintura un toque escultórico. Aun así, para hacer escultura hay que estar muy bien preparado físicamente.

-El Merlú es su obra más conocida, ¿es también la más querida?

-Sí. En escultura por supuesto que sí. La infancia marca mucho y la cercanía que yo tenía con la Semana Santa y con las cofradías y con figuras como El Merlú ha estado viva siempre. Por lo tanto, esa cercanía ya me motivó a hacerlo desde pequeño tallándolo en madera con escayola. Posteriormente, cuando salió el concurso de la diputación Provincial yo me lancé por hacer representarlo y con él gane dicho certamen.

-¿Qué hubiera sido Antonio Pedrero sino hubiese sido pintor ni escultor?

-Quizás taxista en Barcelona, no lo sé. De no haber sido artista, a mí por ejemplo me hubiera gustado ser arquitecto ser director de cine. En definitiva, oficios relacionados con el mundo plástico.

-¿Cuáles han sido las influencias que ha tenido usted en su carrera?

-En un principio mis dos profesores. Es inevitable no fijarte en ellos porque es lo que tienes cerca pero es que además eran grandes pintores.

-Si hubiese sido un pintor hubiese sido?

-No lo sé hay grandes pintores que hubiera querido ser. Sin embargo, lo que realmente tienes que ser es tu mismo.

-Si hubiese podido elegir una época?

-El siglo XX ha sido un siglo maravilloso en la pintura y la escultura. Elegiría dicho momento y sino probablemente el Renacimiento o la Edad Media.