El pánico apareció en la mañana del sábado con la suelta del toro de cajón cuando el astado partió una de las vallas que protegía el inicio del recorrido. Una circunstancia que generó la incertidumbre de los asistentes aunque finalmente no tuvo consecuencias personales.

Tras el suceso, el toro continuó el recorrido de forma rápida hasta la entrada en toriles con la afluencia de escasos cortadores. Así las cosas, la bravura mostrada por el toro de cajón tuvo como contraste la normalidad y tranquilidad con la que transcurrieron los dos encierros que comenzaron a las ocho de la mañana del sábado. Por otra parte, la escasa participación de corredores se dejó notar en ambos festejos taurinos. Así las cosas, esta circunstancia convirtió ambos encierros en espectáculos tranquilos donde los novillos, acompañados de los cabestros, realizaron el mismo de forma rápida y sin incidentes hasta que realizaron su entrada en la plaza.

Además y, al igual que la semana pasada, tras la realización de ambos espectáculos se procedió a la suelta de vaquillas en la plaza de toros donde los cortadores deleitaron con sus quiebros a los asistentes que se dieron cita en el coso toresano.