A sus 79 años, Anselmo Gutiérrez, ha visto cumplido el sueño de poder exponer sus obras de arte, de manufactura artesanal, en su localidad natal, Morales de Toro. Más de 500 vecinos han tenido la oportunidad de admirar recientemente las creaciones de este moralino en el antiguo molino y con motivo de la Semana Cultural, organizada por la Asociación Juana Monroy. Aunque nació en Morales de Toro, Gutiérrez ha residido en diferentes ciudades como Mondragón, Bilbao o Madrid. En la capital de España trabajó como electricista y en una fábrica de zapatillas de ballet y gimnasia hasta que se jubiló en el año 1982. En ese momento, decidió regresar a Morales de Toro para alejarse de la vorágine diaria de la capital madrileña. En su vivienda, acondicionó un palomar que utiliza como taller en el que, muchos días, trabaja ocho horas para cultivar su afición y su pasión por el arte.

En la exposición que recientemente han podido visitar los vecinos de Morales de Toro, Gutiérrez ha exhibido buena parte de sus trabajos, tales como báculos, rosarios, yugos, arados, portarretratos o una impresionante colección formada por cerca de 170 bastones, todos ellos diferentes y adornados con distintos motivos decorativos. Sin embargo, de las dos obras que Gutiérrez se siente más orgulloso son dos réplicas en madera de las dos iglesias de su pueblo: San Juan y el Salvador.

A estas réplicas no les falta un detalle e incluso, la iglesia de San Juan cuenta con iluminación lo que engrandece su belleza y vistosidad, gracias a que durante dos años también trabajó como electricista en Madrid y, durante esa etapa, aprendió todo lo necesario para dotar de luz a las réplicas de los monumentos. De hecho, como reconoció, la réplica de esta iglesia es una de las obras en las que más tiempo ha invertido porque no quería dejar pasar por alto ni un detalle del emblemático edificio que se conserva junto a la Plaza Mayor de Morales de Toro.

En sus obras, Gutiérrez tan solo utiliza como material la madera de pino, nogal o haya, en función del trabajo que tenga previsto realizar. En cuanto a su método de trabajo, reconoció que, muchos días, dedica a la talla de la madera ocho horas, obras que materializa a partir de fotografías que toma en las visitas que realiza a museos y a otros espacios expositivos.

"Cuando veo algo que me gusta, intento reproducirlo", subrayó Gutiérrez, quien se ha marcado como próximo reto dar forma a un Cristo de grandes dimensiones que pudo admirar en un viaje realizado a Ponferrada.

Para este moralino su gran afición es una "buena forma" de mantenerse activo ya que, a pesar de su avanzada edad, se siente con ganas de afrontar nuevos retos y seguir creando con sus propias manos auténticas obras de arte. Además, se define como un "autodidacta" al que la vida, su constancia y esfuerzo le han servido para convertir su hogar en un auténtico museo que muestra a todos aquellos interesados en conocer sus obras de arte talladas en madera.