Tras muchos meses de trabajo, el joven toresano, Pablo López Alonso, ha decidido embarcarse en un innovador proyecto en la zona, basado en el reciclaje y reutilización de contenedores marítimos con fines habitacionales o de negocio. A sus 35 años, este ingeniero técnico industrial, trabajó en obra civil después de concluir la carrera pero, por la crisis, se vio obligado a buscar otras alternativas laborales y, en los últimos meses, ha madurado la idea de fundar su propia empresa, "Container House", con la que espera contribuir al desarrollo de su ciudad natal y, en un futuro, generar puestos de trabajo. En esta búsqueda de nuevas alternativas, López Alonso, se interesó en primer lugar por modelos ya construidos en diferentes ciudades europeas en las que los contenedores marítimos han sido utilizados para albergar hospitales, colegios o bibliotecas, además de modernas viviendas. Tras esta primera fase de investigación, decidió plantearse seriamente la idea de fundar su propia empresa y convertirse en un emprendedor.

Hace apenas dos semanas ha registrado su empresa, aunque desde hace meses trabaja en su primer diseño modular de una vivienda piloto que también utiliza como oficina y que puede ser visitada, en una parcela situada en la carretera de Medina de Rioseco, por aquellos interesados en conocer el proceso de transformación de un contenedor marítimo. Su proyecto se centra en "dar un nuevo aire a la manera de entender la construcción" y que sus clientes comprueben que "hay otros métodos constructivos en los que no se utilizan ladrillos y hormigón, pero que ofrecen tanta o más calidad". Una de las principales ventajas de los contenedores marítimos es su resistencia y robustez, ya que su estructura es de acero y están diseñados para cargar toneladas de peso, aunque también se pueden apilar, lo que facilita la posible ampliación de las viviendas u oficinas en las que pueden transformarse.

No obstante, el ingeniero toresano destacó que "el acero se calienta muy rápido y suelta el calor también muy rápido", por lo que como solución propone aislar estos contenedores, tanto en el interior como en el exterior, con el objetivo de ofrecer "tanta o más calidad" que una vivienda convencional. Otra de las ventajas de los contenedores es que se pueden trasladar y que se montan con relativa rapidez, aunque también, al tratarse de un espacio diáfano, ofrece numerosas alternativas de aprovechamiento. Así, el joven toresano se ha marcado como objetivo diseñar modelos diferentes, desde bungalows para camping, viviendas para zonas rurales, piscinas, oficinas o naves para guardar aperos de labranza o motores de riego en fincas agrícolas, ya que los contenedores son estancos. Por otra parte, destacó que los contenedores marítimos pueden convertirse en una vivienda reciclada, sostenible y ecológica que dispone de todos los servicios básicos como luz o agua e incluso, a petición del cliente, pueden estar dotadas de un sistema de aprovechamiento de aguas pluviales o de reutilización de "aguas grises del lavabo y el fregadero" para, por ejemplo, regar un huerto. Sobre el coste, señaló que es más reducido que el de una construcción típica a base de ladrillos y hormigón y que el proceso de conversión del contenedor se prolongaría poco más de un mes. Por último, López Alonso espera "estar bien posicionado" en el mercado cuando en países como España se imponga poco a poco este modelo, muy asentado ya en otros países como Alemania, Holanda o Gran Bretaña en los que, alrededor del 33% de las construcciones, se han ejecutado en los últimos años con contenedores marítimos.